Tres tipos de Conciencia


             ¡Adorado y desagraviado 
                    sea Jesús Hostia!

Ante es abismal diferencia entre el estado de pecado grave y el Estado de Gracia, debemos formar todos una conciencia verdaderamente cristiana, capaz de vivir según la Voluntad Santísima de Dios. 

Y para ello hemos de conocer los diversos tipos de conciencia:  

1 . Conciencia laxa o relajada, es aquella que en nada ve pecado e incluso desprecia todo lo bueno.
2. Conciencia escrupulosa, aquella que por lo contrario ve en todo pecado, aun en lo más pequeño, o considera un pecado venial como si fuera grave.
3.  Conciencia recta, la que conceptua cada acto en su justo valor moral:  lo que es pecado como tal y lo santo como santo.
4.  Conciencia recta y delicada, es la que se esfuerza además por vencer también las              
imperfecciones, procurando vivir la santidad a la que Jesús mismo nos invita a todos.

Por ello es conveniente también recordar las condiciones para que un pecado sea grave:

1.  Que realmente sea materia grave.
2.  Que la persona quiera ofender gravemente a Dios nuestro Señor.

Dos recomendaciones muy necesarias para fortalecer el Estado de Gracia:

1.  Confesarse con frecuencia, y siempre con el mismo Confesor, para que así éste pueda realmente ayudar, orientar como Director Espiritual, en las cosas del espíritu  y no como un simple  orientador social, para llevar a la persona por los caminos de la santidad.

2. Conocer y practicar los pasos necesarios para una buena Confesión: 

a. Examen de conciencia
b.  Arrepentimiento perfecto de los pecados  (Dolor de los mismos).
c.  Propósito de enmienda, que me permito aconsejarlo como decisión de esforzarse por vivir la santidad.
d.  Confesión sincera y humilde de todos los pecados ante el Sacerdote, comenzando por los 
graves, pecados personales, no de otras personas, ni problemas.
e.  Cumplimiento de la Penitencia impuesta por el Confesor.



                                                   Antífona “O”  para hoy 18 de Diciembre

 O Adonai.
O Adonai, et Dux domus Iesrael,
Qui Moysi in igne flammae rubi apparuisti,
et ei in Sina legem dedisti: 
Veni ad redimendum nos in brachio extento.

Traducción:
Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel,
Que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente.
Y en al Sinaí le diste tu ley:
Ven a librarnos con el poder de tu brazo.


                                                                                                                                                      Pbro. José Pablo de Jesús, oce