Novena de Navidad

¡Adorado y desagraviado
sea Jesús Hostia!

17 al 24 de Diciembre:  Litúrgica, Espiritual, Moral, Pastoral, Eclesialmente son días de conversión y preparación para la NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.  Y Jesús no nace en ambientes de mundo, de orgías, de materialismo comercial, de “comidas típicas”, de carnavales ni topes ni chinamos vulgares en todo sentido, como tampoco en medio de una Iglesia ambigua, tolerante, social, manipulada por políticos masones y corruptos, ni en una “iglesia ecuménica”.  Jesús merece nacer en la única Iglesia que El mismo fundó sobre los Apóstoles y que le es radicalmente fiel, incluso en medio de la renuncia a todo lo que ofrece el mundo y las falsas iglesias hasta el martirio, fiel al Magisterio y la Tradición, fiel en la verdadera Liturgia, fiel en la Santa Misa de siempre, fiel en la verdadera catequesis que no es simple formación social, valiente para gastarse y desgastarse con tal de implantar el Reino de Jesús Hostia en el corazón de la humanidad, en los gobiernos, en las instituciones de salud y educativas, en el comercio y la industria, en el Clero con Sotana, en la Jerarquía universal y local, en los consagrados y las consagradas en las Fuerzas del orden, en cielos, tierra e infierno, en el tiempo y la eternidad.

Que esta época no sea para pecar ni grave ni venialmente ni para fiestas materialistas y paganas ni siquiera en las familias, sino un tiempo de profunda espiritualidad en una fuerte renovación de la Fe, la Esperanza, el Amor, en la Verdad Eterna e incambiable, como preparación a los tiempos que vienen, que serán sumamente fuertes, críticos, en los cuales se verá quienes somos realmente discípulos de Jesús, a imitación y en compañía de Nuestra Señora del Fiat, de San José, de San Pedro, de San Pablo y todos los Santos y Santas, viviendo las dos primeras venidas de Jesús: la de hace dos mil años y la de cada Santa Misa, en espera y preparación de la tercera y definitiva cuando venga como Juez y Señor.  Navidad:  tiempo para ser “Hostias en Jesús para la Gloria de Dios”.




¡Adorado y desagraviado
sea Jesús Hostia!

Iglesia Católica detestan y rechazan todo pecado grave cualquiera que sea, y en cambio aman, defienden y fortalecen continuamente el vivir en Gracia de Dios procurando llegar a la santidad que no es otra cosa que profundizar día tras día la unión y transformación en Jesús, como El mismo enseña e invita diariamente desde el Sagrario y el Altar:  eso es la verdadera Navidad.

El pecado grave, así sea uno solo, es tremendamente horrible y catastrófico ya que causa una ofensa gravísima a la Gloria, la Justicia, la Misericordia, la Verdad de Dios Uno y Trino, y un daño enorme a toda la Iglesia y toda la humanidad.

En cambio, ¡cuán precioso, hermoso, fortaleciente, edificante, glorioso es el Estado de Gracia, agradable ante Dios, plenificante para todo el Cuerpo de Místico de Cristo y la humanidad!
Un efecto del catastrófico pecado grave la ceguera para ver y entender la realidad de todo lo que sucede… Un fruto del Estado de Gracia:  el discernimiento de espíritu para distinguir el bien del mal, el pecado de lo santo… Otro efecto del horrible, asqueroso pecado grave:  la pereza y debilidad de voluntad en todo…  Otro fruto del Estado de Gracia:  la Fortaleza de espíritu para hacer frente todo… Un tercer efecto del pecado grave:  la soberbia ante Dios y los superiores humanos… Un tercer fruto  del Estado de Gracia:  la Humildad ante Dios y en la relación con el prójimo.



¡Adorado y desagraviado
sea Jesús Hostia!

  
Antífona “O”  antes y después del Magnificat en Vísperas:

“O Sapientia, quae ex ore Altissimi prodiisti, attingens a fine usque ad finem, fortiter suviterque disponens omnia:  veni ad docundum nos viam prudentiae”.


“Oh Sabiduría, que brataste de  los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín, y ordenándolo todo con firmeza y suavidad:  ven y muéstranos el camino de la salvación”.