Liturgia = Epifanía del Señor

SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
6 de Enero de 2015
Malaquías 3:1; Salmo 71:2;
Isaías 60:1-6; San Mateo 2:1-12



Muy Queridos Hermanos en Jesús-Cristo:

Los Magos vieron en Oriente la Estrella del Señor y viajaron, lejos, hasta Israel y llegaron a Jerusalén no buscando placeres ni comodidades, sino lo incierto de un niño que en ese momento no era conocido por nadie más que los sencillos pastores; y los magos, encontrándole, le adoran y otorgan regalos de oro, incienso y mirra, y por último regresan a su tierra por otro camino, apartándose totalmente del malvado Herodes…

¿Qué significa todo eso para nosotros en el hoy de nuestras vidas personales, eclesiales, sociales, culturales, económicas, políticas?  ¿Y en la vida de la Iglesia?  ¿Y en la vida de la sociedad civil?

Primeramente, la Estrella del Señor significa la importantísima y urgente virtud de la Fe, que hoy ya no se vive ni a nivel personal ni a nivel eclesial, pues la mayoría de los Fieles están orientados a lo puramente material y temporal, sin interesarse real y profundamente por el Señor.  Es la Fe, de la que, con el Papa Emérito Benedicto XVI, insistimos que es la experiencia viva del encuentro personal con Jesús.

En segundo lugar, ¿en dónde se manifestó esa Estrella de la Fe?  En Oriente… Y ¿Hacia dónde les orientó esa Estrella de la Fe?  Hacia un lugar lejano y de difícil acceso para ellos:  Belén, “Ciudad del Pan”… Veamos algunas aplicaciones prácticas de esto.  ¿Cuál es el Oriente del hoy espacial y temporal,  personal y eclesial?  Evidentemente que es la Iglesia, el Templo, en especial si su construcción se encuentra correctamente orientada, hacia el Oriente…  ¿Y cuál será el “Belén, Ciudad del Pan” del hoy en el tiempo de la Iglesia?  Por supuesto que el Sagrario con el Altar, [Presencia – Sacrificio]… 

¿Y por qué insisto en “Sagrario – Altar”, con su significado de “Presencia – Sacrificio”?  Porque el Hijo de Dios desde el mismo momento en que nace como Hombre, Presencia humana y divina, lo hace viviendo plenamente su Sacrificio, único válido ante Dios, ya que nace en la pobreza y la incomodidad, y así se manifiesta al mundo, tanto a los pobres y sencillos como a los ricos, sabios y poderosos…  Y lo culmina en la perpetuidad de su Sacrificio por la Liturgia, como lo insistiré más adelante.

Un tercer asunto:  le dan regalos:  la Mirra, que significa el sacrificio, las dificultades, las incomprensiones, las soledades, los rechazos, los fracasos, las enfermedades, que hemos de ofrecer diariamente a Dios, siempre en unión con el Sacrificio de Cristo que ciertamente culminó no en un aparente triunfo humano sino en la Pasión y Muerte en Cruz…; el Oro, o sea la perfección sencilla y luminosa de nuestras acciones y obras;  y el Incienso, que ofreciéndolo siempre  por nuestra oración, muy especialmente la Litúrgica, que por el Breviario y los Sacramentos que culminan en la Liturgia Eucarística, nos sumergen en el Misterio de la Verdad y la Plenitud de Dios.  Y uniendo los aspectos anteriormente mencionados y comentados:  muy queridos hermanos y hermanas:  ¿qué Liturgia le estamos ofreciendo en nuestro momento histórico personal y eclesial al Señor?  ¿Una liturgia que más se parece a un acto puramente humano, festivo, social y cultural?  ¿O la verdadera Liturgia, Acto y Misterio de Dios, sacrificial?  ¿O estamos poniendo excusas de diversa índole:  distancia, inaccesibilidad, incomodidad del espacio, duración, pretensión de entender el Misterio, temor del compromiso, inconstancia?  Muy queridos hermanos todos:  analicémonos con sinceridad, y si queremos imitar a los Magos en una verdadera renovación y fortalecimiento de la Fe, tanto a nivel personal como eclesial, decidámonos total, plena y definitivamente por una sola manera de vivir la Liturgia, como verdadero Sacrificio de Cristo, la que estamos viviendo en este momento histórico sumergidos en el corazón de la única y verdadera Iglesia fundada por Nuestro Señor.

Veamos ahora un último detalle que insinuaba al principio:  los Magos regresan por otro camino apartándose de Herodes… Ellos se alejaron del que pretendía asesinar a Jesús, alejémonos nosotros de toda mala o tibia celebración litúrgica, alejémonos de las mentiras doctrinales, morales, sociales del materialismo y el relativismo, alejémonos y desobedezcamos a autoridades civiles que pretendan obligarnos a traicionar y ofender al Señor, aunque sea a costa de perder trabajo… Antes perder seguridades, y placeres, temporales que perder a Jesús en el tiempo y la eternidad… alejémonos incluso de autoridades eclesiásticas que pretendan mantenernos en la ignorancia religiosa o en la mediocridad espiritual o en la tolerancia de una sociedad permisiva y corrupta, o llevarnos a prácticas anti-litúrgicas o inmorales.

Finalmente, muy queridos hermanos, que el fruto de esta Epifanía del Señor en todos nosotros sea que en y desde nuestro verdadero Oriente, el “Templo Casa de Dios” y nuestro verdadero Belén, el Sagrario-Altar, viviendo continuamente la experiencia de la Presencia y el Sacrificio Eucarístico de Cristo, seamos también nosotros los “Magos de Jesús para la Iglesia y para toda la humanidad”:  Discípulos de Cristo, que le adoramos en el Sagrario y en el Altar, que le contemplamos en nuestra oración personal, que en ÉL y desde ÉL vivimos toda nuestra vida, y sus apóstoles en el mundo, porque implantamos su Presencia y su Reino temporal y eterno en el corazón de la Iglesia y la humanidad.


                                                                               Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.