ACCION DEL ESPIRITU SANTO


Domingo Solemne
De Pentecostés

8 de Junio de 2014
Hechos de los Apóstoles 2:1-11;  Salmo 103: 30;
San Juan 14: 23-31


Muy queridos hermanos en Cristo Jesús:

Nos decía hace un momento Nuestro Señor:  “…el Abogado, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése os lo enseñará todo y os traerá a la memoria cuanto Yo os he dicho”  (Jn. 14: 26).
Y algunas de las cosas que Jesús nos ha dicho son:
“Yo soy el Camino, la Verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí”  (Jn. 14: 6); así como también:
“Yo soy la vid.  Vosotros los sarmientos.  El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada.”  (Jn. 15:5).

Consiguientemente, una primera conclusión en esta Solemnidad de Pentecostés:  Jesús es absolutamente necesario, la experiencia personal, y eclesial, de Jesús es absolutamente necesaria y urgente en toda la Iglesia, en todo el mundo.

Pero nos dirá también muy certeramente el Apóstol San Pablo:  “Os hago saber que nadie, hablando en el Espíritu de Dios, puede decir:  “Anatema sea Jesús”, y nadie puede decir:  “Jesús es el Señor” sino en el Espíritu Santo”  (I Cor. 12:3)

Por lo tanto, queridos hermanos, debemos vivir constantemente tres actitudes en nuestra relación con el Espíritu Santo:  la primera, reconociendo que ÉL es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, hemos de adorarle igual que al Padre y al Hijo.  En segundo lugar debemos invocarle diariamente para que ÉL nos ilumine y nos fortalezca en la diaria experiencia del Misterio de Jesús, Dios y Hombre, Salvador y Señor de la historia y del universo, Único absolutamente necesario y urgente Rey en el corazón del ser humano.
Y por último, la tercera actitud en relación con el Espíritu Santo ha de ser nuestra  constante, humilde y decidida apertura a sus mociones, para, como también nos ha dicho Jesús mismo, amarle y guardar su palabra, su doctrina de verdad y de vida.

Así cumpliremos lo que también nos recordaba en pasados días S.S. el Papa Francisco: ser fieles a Jesús, que debe ser nuestro “primer amor”, y no simples miembros y/o funcionarios de una “ONG llamada Iglesia”.  Y por ello he de terminar  con aquella advertencia fuerte y amorosa del Espíritu del Señor a la Iglesia de Éfeso:  “…Conozco tus obras, tus trabajos, tu paciencia, y que no puedes tolerar a los malos, y que has probado a los que se dicen apóstoles, pero no lo son, y los hallaste mentirosos, y tienes paciencia, y sufriste por mi nombre sin desfallecer.  Pero tengo contra ti que dejaste tu primera caridad.  Considera, pues, de dónde has caído, y arrepiéntete, y practica las obras primeras;  si no, vendré a ti y removeré tu candelero de su lugar si no te arrepientes.”  (Apoc. 2: 2-5)


Pbro. José Pablo de Jesús Tamayo Rodríguez, o.c.e.