SANTISIMO
NOMBRE DE JESÚS
Esta gran solemnidad en el tiempo litúrgico de Navidad: la celebración del Santísimo Nombre de
Jesús. Grandioso Nombre. Conviene que profundicemos sobre él al menos
en tres aspectos en esta oportunidad:
Primeramente, veamos quién le da este
Nombre al que había de ser el Salvador, porque eso significa precisamente:
¡Salvador! Se nos dice en el Evangelio
de San Mateo que un Ángel del Señor se le aparece en sueños a San José y le
revela: “José, hijo de David, no temas
recibir en tu casa a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es obra del
Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, a
quien pondrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de sus
pecados.” (San Mateo 1: 20-21). Es el Hijo de Dios, que haciéndose Hijo del
Hombre es constituido en “Salvador” de la humanidad. Démonos cuenta de que el Ángel no le dice a
José que será Salvador de Israel, sino: “porque salvará a su pueblo”. ¿A cuál pueblo se refiere? Nos dirá luego San Pablo: “…para
apacentar la Iglesia de Dios, que Él adquirió con su sangre” (Hechos 20: 28). Jesús es por tanto el Salvador no de toda la
humanidad, sino de las personas que creyendo en Él y formando parte viva de la
Iglesia que ÉL funda sobre los Apóstoles, le aceptan vivencialmente como
“Salvador”.
En segundo lugar, si aceptamos a Jesús
como “Salvador” y sabiendo que es Dios –Hombre, debemos no sólo profundo
respeto, sino verdadera, amorosa y humilde adoración a este Sacrosanto Nombre,
el cual no hemos de pronunciar de cualquier manera ni descuidadamente, sino
así, adorando a Nuestro Salvador y Señor, y además hemos de tenerle muy
presente en toda nuestra vida, en todo momento y lugar.
Y
en tercer lugar, teniendo muy presente lo que dice San Pedro: “Él es
la piedra rechazada por vosotros los constructores, que ha venido a ser piedra
angular. En ningún otro hay salvación,
pues ningún otro nombre nos ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por
el cual podamos ser salvados.” (Hechos
4: 11-12), no hemos de poner nuestra confianza en nadie que no sea
Jesús. En toda situación es a ÉL a quien
hemos de invocar.
Pero además, sólo a ÉL hemos de
escuchar, sólo a Él hemos de seguir, porque sólo ÉL es “el Camino, la Verdad y la Vida”
(Juan 14: 6) ¿Camino hacia
dónde? Camino hacia el Padre: “Nadie
viene al Padre sino por mí” (Juan 14: 6) ¿Cuál Verdad?
“LA Verdad”: “Cuando venga el Abogado, que yo os enviaré de parte del Padre, el
Espíritu de verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí” (Juan 15:26).
¿Qué Vida? La vida única y
verdadera: “Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para que
todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna” (Juan 3: 16)
y “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan abundante” (Juan 10: 10)
Hermanos, quien no tenga a Jesús como
fuente, centro, cumbre de toda su vida, está perdido. En cambio, quien sinceramente le tiene
radicalmente presente en toda su vida, sin importar circunstancias, ni lugares,
ni tiempos, ni consecuencias, será capaz de participar en la salvación que,
repito, sólo Jesús puede dar. En la
salud como en la enfermedad, Jesús. En
la tristeza como, en el gozo, Jesús. En
el fracaso como en el triunfo, Jesús. En
la compañía como en la soledad, Jesús.
En la vida temporal como en la vida eterna, Jesús.
Un padre de familia, una madre de
familia sin Jesús no son nada, con Jesús podrán formar una verdadera y santa
familia. Un educador sin Jesús llevará a
la niñez y a la juventud a la perdición, con Jesús será capaz de formar las
futuras generaciones capaces de darle paz y progreso a la patria. Un obrero, un profesional sin Jesús fracasará
al final en su trabajo, con Jesús será capaz de esforzarse en medio de las
dificultades para lograr para sí mismo, para su familia, para la comunidad la
vida sencilla y digna en el tiempo y el espacio. Un médico sin Jesús podría llegar a ser
corrupto y asesino con licencia para matar, con Jesús podrá hacer mucho bien a
la humanidad colaborando en una buena salud privada y pública. Un político sin
Jesús será corrupto y mal gobernante, con Jesús será capaz de gastarse por el
bien temporal, económico, social, moral y espiritual del pueblo. Un gobierno sin Jesús llevará los pueblos a
la miseria, a la corrupción, a la violencia, con Jesús podrá dar a su nación
dignidad, paz, progreso equitativo. Un Religioso, una Religiosa sin Jesús será
un anti testimonio, con Jesús será capaz de dar testimonio en el espacio y el
tiempo del Reino Eterno y Trascendente de Dios.
Un sacerdote sin Jesús será hipócrita y esclavo del mundo pagano, con
Jesús podrá cargar la cruz, santo y capaz de llevar al pueblo a Jesús.
Por eso nos repite constantemente San Pablo:
“Jesús… Se humilló, obedeciendo hasta la muerte,
y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó
y le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre.
Para que al Nombre de Jesús se doble
toda rodilla en los cielos, en la tierra
y en los abismos, y toda lengua confiese
que Cristo Jesús es Señor
para gloria de Dios Padre”.
(Filipenses 2: 5, 8-11)
Pbro. José Pablo
de Jesús Tamayo Rodríguez, o.c.e.
Solemnidad de Epifanía
6 de Enero 2014
Isaìas 60:1-6; Evang. San Mat. 2:1-12
Hay varios detalles importantes en la liturgia de esta
Solemnidad de Epifanía, en primer lugar, ¿por qué se turba el Rey Herodes?, ¿por qué se
turban todos los habitantes de Jerusalén?, ahí tenemos que ver la realidad histórica que vivía
Israel en el momento en que Cristo Nuestro Señor nació, en el momento en el que
llegaron aquellos magos del oriente a adorar a Jesús y Israel no era más que
una colonia del imperio romano y además de eso estaba siendo gobernada por
Herodes, el corrupto, el que estaba afanado por tener poder, cuando escucharon
que había nacido el Rey de los judíos, ellos pensaban seguramente, ¡si esa noticia llega a Roma!,
van a creer que nos vamos a revelar contra ellos y se van a venir en contra
nuestra, por miedo a autoridades paganas, comenzaron ya a querer rechazar a
Cristo, por miedo a autoridades paganas comenzaron ya desde ese primer momento a rechazar a
Jesús recién nacido, pero también por intereses totalmente materialistas
corruptos de Herodes, comenzaron a rechazar a Jesús, esto puede darnos mucha
luz para el momento que estamos viviendo en este siglo XXI, tanto a nivel eclesiástico,
como a nivel político, civil.
Otro aspecto importante a qué llegan aquellos Magos, démonos cuenta que no eran reyes, eran
magos, o sea intelectuales, estudiosos de aquellos tiempos, a qué llegan, a
adorar a Jesús, esto nos da una luz importante, que fuera que Dios nuestro Señor
le dio a la Iglesia y a la humanidad
especialmente, no únicamente, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI, la
profunda relación que debe existir entre razón y fe; entre la inteligencia
humana y la fe cristiana, debe haber conexión, no debe haber contradicción
entre una y otra, tiene que haber intima relación, aquellos magos, aquellos
intelectuales, aquellos estudiosos de las estrellas de aquel tiempo y hoy
conoceríamos como astrónomos, usando de su inteligencia, llegaron a la fe, y es
lo que nuestros pueblos hoy día no quiere hacer, nuestros pueblos hoy día
quiere recibir una fe devocional, sin fundamento, y esto es sumamente
peligroso, la fe tiene que ir con la razón, y la razón tiene que apoyarse en la
fe, tiene que ir unidas, aunque llegará un momento en el cual la fe tiene que
sobreponerse a la razón, pero no contra ella, sino más allá de ella, muy
diferente es que la fe esté más allá de la razón, pero nunca va a estar en
contra de la razón, y la razón no tiene por qué intentar ponerse sobre la fe,
tendrá que estar unida a la fe, pero supeditada a la fe.
Qué
le ofrece en actitud de adoración los magos a Jesús?: Oro, Incienso y Mirra, para reconocer que
Jesús siendo Dios el Incienso, y siendo Hombre la Mirra es dueño de todo, el
Oro; reconocen que Jesús es Dios, reconocen que Jesús es Hombre, reconocen que
El es el dueño de todo, una adoración bien encaminada. Pero hay otro sentido
que también nos traen el oro, el incienso y la mirra: Con el oro le ofrecieron
los Magos y le debemos ofrecer también nosotros la perfección en las obras, la
perfección en la vida. ¿Y cómo se
alcanza esa perfección? Cumpliendo,
desde la razón y la Fe, los Mandamientos de Dios... Viviendo desde la razón y
la Fe, las Bienaventuranzas.
Mandamientos de Dios y Bienaventuranzas, dadas por Jesús. Dos guías importantísimas, necesarias en la
vida de todo cristiano. En razón y en
Fe, vivir los Mandamientos y las Bienaventuranzas. El incienso: ¿Qué tenemos que ofrecer al
Señor, junto con esa perfección? Nuestra
oración. Tenemos que orar: Nuestra vida,
la vida del cristiano, la vida de la Iglesia, tiene que ser fundamentalmente
vida de oración. Pero, ¿qué significa
orar? ¿Significa pedir? No.
Orar significa algo mucho más importante que un simple pedir, pedir y
pedir. Orar significa ¡adorar! Orar significa ¡contemplar! Orar significa ¡escuchar! Orar significa ¡alabar! Orar significa ¡entregarse! Orar es por tanto también ¡Liturgia! Es lo que podemos encontrar en el
ofrecimiento del Incienso y la Mirra, la Mirra también nos puede dar una luz
muy grande, la Mirra dio a entender la entrega de Cristo el Sacrificio de
Cristo en la Cruz, y es otro aspecto importantísimo en la vida del Cristiano,
la entrega, el sacrificio, la vida del cristiano ciertamente no puede ser una
vida de placer mundano, la vida del cristiano sobre esta tierra es vida de
cruz, quien niega esto no es cristiano, tenemos que aceptar la cruz de nuestra
vida, por eso Cristo durante su vida nos dijo:
Si queréis seguirme tomad vuestra cruz, debemos cargar la cruz como
Cristo cargó su Cruz, debemos entregarnos a Cristo y en Cristo debemos
entregarnos a la Gloria de Dios y en Cristo debemos entregarnos también por la salvación
del prójimo, no podemos ser egoístas de estar actuando solo por nuestra propia salvación individual,
el que pretenda salvarse individualmente se condena, tenemos que salvarnos en
comunión, tenemos que salvarnos en iglesia, queridos hermanas, todo eso
significa para nosotros la Epifanía, es el Dios que se nos manifiesta, es el
Dios hecho Hombre que se nos manifiesta, que se nos entrega y que se entrega,
es el Dios dueño de todo, es el Hombre perfecto que salva a la humanidad, es el
Dios Hombre que nos enseña como servirle a El, y como con El y en El también
nosotros tenemos que entregarnos.
Vivamos la Epifanía, y hagamos que esta Epifanía se proyecto a todo el
resto de nuestras vidas para la Gloria de Dios para la salvación de la Iglesia.
Pbro. José Pablo Tamayo Rodriguez, o.c.e.