DOMINGO IV
DE PASCUA
Hechos de
los Apóstoles 13: 14, 43-52;
Salmo
99; Apocalipsis 7: 9, 14-17; San Juan 10: 27-30
JORNADA MUNDIAL DE ORACION
POR LAS VOCACIONES
CLAUSURA DEL
IV
CONGRESO EUCARÍSTICO NACIONAL
Muy queridos hermanos y
hermanas en Cristo N.S.:
El domingo anterior nos
referíamos a dos de tres disposiciones necesarias, no las únicas, para vivir el
Misterio Eucarístico, esperando la Liturgia de hoy para referirnos a la
tercera. En relación con la primera
decíamos en síntesis: antes morir que
perder el estado de Gracia. Es
inconcebible que un verdadero cristiano se acostumbre a caer frecuentemente o
incluso a vivir en pecado grave y además que no se esfuerce por incluso superar
el pecado venial. Antes morir que perder
la Gracia.
En cuanto a la segunda
disposición decíamos: “que hemos de
vivir siempre pero muy especial y directamente al participar en la Santa Misa,
es la actitud de adoración, reconociendo que Cristo Nuestro Señor no sólo es
nuestro Salvador, sino también Hijo de Dios, segunda persona de la Santísima
Trinidad, único Camino al Padre, a quien también hemos de adorar, siempre y
cuando vivamos eucarísticamente en Cristo Jesús.”
Pero también decíamos
ese día: “Pero ello debe ser guiado,
enseñado, presidido por verdaderos pastores.
Y estos deben ayudar a los fieles a vivir consecuentemente el Misterio
Eucarístico con las necesarias disposiciones… estemos atentos a qué pastores
nos guían en la doctrina y nos presiden en la Liturgia. Que sean pastores que, como Cristo,
sacrifiquen su fama, su comodidad, su seguridad, con tal de dar a sus fieles
tanto la Verdad como la Vida en Plenitud, que sólo es Cristo, que sólo se
encuentra en Cristo.”
Y precisamente hoy
celebramos la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Muy queridos hermanos y hermanas, en nuestra
sociedad actual, sometida por el materialismo y el relativismo, de una forma
muy sutil sólo se le habla a los jóvenes y señoritas de la posibilidad del
Matrimonio, silenciando la gran realidad de que entre nuestra juventud hay una
gran cantidad de varones que son llamados por el Señor para el Sacerdocio, una
gran cantidad de señoritas y varones que son llamados por el Señor para la Vida
Consagrada. Los padres de familia, desde
que inician su matrimonio, deben centrar toda la vida de esa nueva familia en
Cristo Nuestro Señor. Y ello viviendo
precisamente la tercera disposición, también necesaria para todo verdadero
cristiano: el esfuerzo por la constante
transformación en Cristo, tanto en los sentimientos, como en los deseos, las
actitudes, los actos, las palabras, hasta el punto de que Cristo sea realmente
la Fuente, el Centro, la Cumbre de toda la vida personal, familiar, social,
profesional, política, educativa, cultural, deportiva. Así formaremos parte de esa multitud vestida
de blanco, la pureza, y de pronto hasta con la palma del amor supremo a Cristo
que es el dar la vida en el martirio por ÉL y su Reino en el mundo en vistas a
la Gloria eterna en el Reino de Dios Uno y Trino.
Pero todo ello sólo se
podrá lograr si se vive intensamente el Misterio Eucarístico: que implica la
Presencia de Jesús adorada y acompañada en nuestros Sagrarios que han de ocupar
el centro de los templos pero sobre todo de nuestras vidas.
Vivir intensamente el
Misterio Eucarístico que implica así mismo el estar dispuestos a vivir el mismo
Sacrificio, la misma Cruz, la misma victimación de Cristo, escondidos en su
Divino Corazón, en actitud de transformación y unión en EL con el Padre bajo el
Fuego de Amor del Espíritu Santo; actitud también de reparación tanto por
nuestros propios pecados como por los de todo el mundo, y aquí en Costa Rica
especialmente por el pecado de la indiferencia para con Cristo en su misterio
eucarístico como también indiferencia para con el prójimo, cercano y/o lejano,
que necesita nuestra colaboración no sólo económica sino también moral y
espiritual con el ejemplo, con el consejo, con el ánimo, poniendo la mirada no
sólo en un futuro material, sino sobre todo en la eternidad.
Hermanos y hermanas,
seamos entonces otros verdaderos Cristo en la tierra. De lo contrario, como nos decía S.S. el Papa
Francisco, estaríamos anunciando al demonio, y convirtiendo la Iglesia en una
simple ONG. La Iglesia, Cuerpo Místico
de Cristo, por ÉL, con ÉL, en ÉL, ha de ser su testigo y edificadora de su
Reino. Cada uno de nosotros, por ÉL, con
ÉL, en ÉL, hemos de ser sus testigos, y con la Iglesia, corresponsables de la
conversión y salvación de los muchos por los cuales ÉL sigue entregándose sobre
nuestros altares. Hermanos y hermanas,
no seamos sordos al llamado que el Señor nos está haciendo para que desde el
seno de familias santas en Cristo, surjan las vocaciones que llenarán el mundo
del Nombre, de la Presencia, del Sacrificio, de la Misericordia, de la Verdad,
del Amor que algún día, lejano o cercano no importa, habrá de realizar la
explosión de la Santidad en el Reino del Dios Único, Eterno y Glorioso. Así sea.
Pbro. José Pablo de
Jesús, o.c.e.
“¡Adoratus et Satisfactus
Iesus Oblatus sit!”
“¡Nunc et Semper, hic et ómnium
locum in aeternum!”