21 de Abril 2013 Clausura IV Congreso Eucarístico Nacional


DOMINGO IV DE PASCUA

Hechos de los Apóstoles 13: 14, 43-52;
Salmo 99;  Apocalipsis 7: 9, 14-17;  San Juan 10: 27-30

              


JORNADA MUNDIAL DE ORACION 

POR LAS VOCACIONES



                   CLAUSURA DEL IV 
              CONGRESO EUCARÍSTICO NACIONAL



Muy queridos hermanos y hermanas en Cristo N.S.:

El domingo anterior nos referíamos a dos de tres disposiciones necesarias, no las únicas, para vivir el Misterio Eucarístico, esperando la Liturgia de hoy para referirnos a la tercera.   En relación con la primera decíamos en síntesis:  antes morir que perder el estado de Gracia.   Es inconcebible que un verdadero cristiano se acostumbre a caer frecuentemente o incluso a vivir en pecado grave y además que no se esfuerce por incluso superar el pecado venial.  Antes morir que perder la Gracia.

En cuanto a la segunda disposición decíamos:  “que hemos de vivir siempre pero muy especial y directamente al participar en la Santa Misa, es la actitud de adoración, reconociendo que Cristo Nuestro Señor no sólo es nuestro Salvador, sino también Hijo de Dios, segunda persona de la Santísima Trinidad, único Camino al Padre, a quien también hemos de adorar, siempre y cuando vivamos eucarísticamente en Cristo Jesús.”

Pero también decíamos ese día:  “Pero ello debe ser guiado, enseñado, presidido por verdaderos pastores.  Y estos deben ayudar a los fieles a vivir consecuentemente el Misterio Eucarístico con las necesarias disposiciones… estemos atentos a qué pastores nos guían en la doctrina y nos presiden en la Liturgia.  Que sean pastores que, como Cristo, sacrifiquen su fama, su comodidad, su seguridad, con tal de dar a sus fieles tanto la Verdad como la Vida en Plenitud, que sólo es Cristo, que sólo se encuentra en Cristo.” 

Y precisamente hoy celebramos la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.  Muy queridos hermanos y hermanas, en nuestra sociedad actual, sometida por el materialismo y el relativismo, de una forma muy sutil sólo se le habla a los jóvenes y señoritas de la posibilidad del Matrimonio, silenciando la gran realidad de que entre nuestra juventud hay una gran cantidad de varones que son llamados por el Señor para el Sacerdocio, una gran cantidad de señoritas y varones que son llamados por el Señor para la Vida Consagrada.  Los padres de familia, desde que inician su matrimonio, deben centrar toda la vida de esa nueva familia en Cristo Nuestro Señor.  Y ello viviendo precisamente la tercera disposición, también necesaria para todo verdadero cristiano:  el esfuerzo por la constante transformación en Cristo, tanto en los sentimientos, como en los deseos, las actitudes, los actos, las palabras, hasta el punto de que Cristo sea realmente la Fuente, el Centro, la Cumbre de toda la vida personal, familiar, social, profesional, política, educativa, cultural, deportiva.  Así formaremos parte de esa multitud vestida de blanco, la pureza, y de pronto hasta con la palma del amor supremo a Cristo que es el dar la vida en el martirio por ÉL y su Reino en el mundo en vistas a la Gloria eterna en el Reino de Dios Uno y Trino.

Pero todo ello sólo se podrá lograr si se vive intensamente el Misterio Eucarístico: que implica la Presencia de Jesús adorada y acompañada en nuestros Sagrarios que han de ocupar el centro de los templos pero sobre todo de nuestras vidas.

Vivir intensamente el Misterio Eucarístico que implica así mismo el estar dispuestos a vivir el mismo Sacrificio, la misma Cruz, la misma victimación de Cristo, escondidos en su Divino Corazón, en actitud de transformación y unión en EL con el Padre bajo el Fuego de Amor del Espíritu Santo; actitud también de reparación tanto por nuestros propios pecados como por los de todo el mundo, y aquí en Costa Rica especialmente por el pecado de la indiferencia para con Cristo en su misterio eucarístico como también indiferencia para con el prójimo, cercano y/o lejano, que necesita nuestra colaboración no sólo económica sino también moral y espiritual con el ejemplo, con el consejo, con el ánimo, poniendo la mirada no sólo en un futuro material, sino sobre todo en la eternidad.

Hermanos y hermanas, seamos entonces otros verdaderos Cristo en la tierra.  De lo contrario, como nos decía S.S. el Papa Francisco, estaríamos anunciando al demonio, y convirtiendo la Iglesia en una simple ONG.  La Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, por ÉL, con ÉL, en ÉL, ha de ser su testigo y edificadora de su Reino.  Cada uno de nosotros, por ÉL, con ÉL, en ÉL, hemos de ser sus testigos, y con la Iglesia, corresponsables de la conversión y salvación de los muchos por los cuales ÉL sigue entregándose sobre nuestros altares.   Hermanos y hermanas, no seamos sordos al llamado que el Señor nos está haciendo para que desde el seno de familias santas en Cristo, surjan las vocaciones que llenarán el mundo del Nombre, de la Presencia, del Sacrificio, de la Misericordia, de la Verdad, del Amor que algún día, lejano o cercano no importa, habrá de realizar la explosión de la Santidad en el Reino del Dios Único, Eterno y Glorioso.  Así sea.


Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.

“¡Adoratus et Satisfactus
Iesus Oblatus sit!”
“¡Nunc et Semper, hic et ómnium
locum in aeternum!”