DOMINGO 2do. DESPUÉS DE PASCUA
I Pedro 2: 21-25;
Juan 10: 11-16
INICIO DEL IV CONGRESO EUCARÍSTICO NACIONAL
14 de Abril de 2013
Hoy
voy a ser muy concreto, para ayudarles a todos a ser verdaderamente fieles a
Cristo Nuestro Señor en el seno de la única y verdadera Iglesia Católica.
Nos
dice hoy Pedro, refiriéndose directa y exclusivamente a Cristo: “él es el que llevó nuestros pecados en su
cuerpo sobre el madero de la cruz, a fin de que nosotros muertos a los pecados,
vivamos a la vida de la gracia”. Y eso
es lo que vivimos constantemente, diariamente en el Santo Sacrificio de la
Misa. Ésta no es por tanto una fiesta,
ni una reunión de amigos. Considero que al inicio del “IV Congreso
Eucarístico Nacional” es lo primero que se debe reafirmar, incluso como
esfuerzo de renovación en la verdadera Fe católica: la esencia del Misterio Eucarístico, la
necesidad de una auténtica vivencia eucarística en todos y cada uno de los
católicos.
Pero
ello debe ser guiado, enseñado, presidido por verdaderos pastores. Y estos deben ayudar a los fieles a vivir
consecuentemente el Misterio Eucarístico con las necesarias disposiciones,
entre las cuales les recuerdo y recomiendo vivamente tres, de las cuales
mencionaré hoy las dos primeras, y la tercera la comentaré el próximo domingo,
dondequiera que celebre la Santísima Eucaristía, con ocasión de la clausura del
mismo Congreso Eucarístico.
La
primera disposición es sin lugar a dudas una auténtica renovación en la Fe, que
nos conduzca a cada uno a vivir constante, ininterrumpidamente en estado de
gracia por amor radical a Cristo, con quien no sólo nos encontramos sino que
establecemos una relación radical de intimidad y fidelidad por encima de
cualquier interés temporal, personal y/o social. Antes morir que perder la Gracia.
La
segunda disposición, que hemos de vivir siempre pero muy especial y
directamente al participar en la Santa Misa, es la actitud de adoración,
reconociendo que Cristo Nuestro Señor no sólo es nuestro Salvador, sino también
Hijo de Dios, segunda persona de la Santísima Trinidad, único Camino al Padre,
a quien también hemos de adorar, siempre y cuando vivamos eucarísticamente en
Cristo Jesús.
Por
ello, queridos hermanos y hermanas, estemos atentos a qué pastores nos guían en
la doctrina y nos presiden en la Liturgia.
Que sean pastores que, como Cristo, sacrifiquen su fama, su comodidad,
su seguridad, con tal de dar a sus fieles tanto la Verdad como la Vida en
Plenitud, que sólo es Cristo, que sólo se encuentra en Cristo. El pastor que sólo se dedica a lo puramente
social, a lo puramente temporal, es mercenario. En cambio, el Pastor que es radicalmente
fiel a la Verdad y la Persona de Cristo, como también radicalmente fiel a las
normas Litúrgicas de la Iglesia emanadas desde la Santa Sede, es verdadero
pastor en y desde el Corazón Sacerdotal – Eucarístico de Cristo. Encontremos a estos pastores, sigamos con
ellos a Cristo, y colaboremos con ellos en la construcción del Reino de Dios,
que iniciando en el ahora de esta vida, culminará en la Eternidad, esa
eternidad que exige esfuerzo, pero que otorga la única, verdadera y eterna
felicidad, en la Gloria de Dios Uno y Trino.
Así sea.
Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.
"¡ADORO TE ET SATISFACTIO TE,
IESUS OBLATIO!"
"¡NUNC ET SEMPER, HIC ET OMNIUM LOCUM
IN AETERNUM!"