I Domingo de Cuaresma 2013


I DOMINGO DE CUARESMA

II Cor. 6: 1-10;  Ps. 90: 1-7, 11-16;  Mt. 4: 1-11

17 de febrero de 2013


En el Amor de Cristo somos poderosos


Muy queridos hermanos, como siempre tenemos que decir que la Palabra de Dios es preciosa, es fuerte, es sublime, es exigente, es actual, nunca pierde actualidad, y estas lecturas que se proclaman en este primer domingo de Cuaresma pueden dar oportunidad a no solamente profundizar, sino también a ampliar muchísimo a ampliar la  enseñanza eterna, perpetua, que Dios nos da en Cristo Jesús a través de la Iglesia, no fuera de la Iglesia, en la Iglesia.  Vamos a tratar de llegar a lo más profundo de esta Palabra de Dios, , queridos hermanos, muchísimas veces nos encontramos tanto en los cursos que se imparten como en las conversaciones de cada día como también en el Sacramento de la Confesión, a personas que creen que solamente en la Cuaresma hay que luchar contra la tentación, que solamente en la Cuaresma después de haberse gozado en los carnavales del mundo, solamente en la Cuaresma hay que hacer penitencia por los pecados, para después de Semana Santa continuar viviendo como siempre, y no es ese el mensaje que nos da el Señor hoy.   Queridos hermanos, la verdadera vida cristiana, y los católicos somos los verdaderos  cristianos, no consiste sólo en luchar contra la tentación, la esencia de la vida cristiana es otra y porque muchos creen que la vida cristiana es eso, luchar contra la tentación, viven una religión equivocada, negativista, triste, y el verdadero cristianismo no es triste, esto es ya una de la cosas que nos decía el Apóstol en la primera lectura, el mundo cree que estamos tristes pero en lo más profundo de nuestro ser debe darse la verdadera alegría, no la alegría falsa de los placeres tontos del mundo, no la alegría falsa que promueve los gobiernos paganos y corruptos, por ejemplo como el Ministerio de Educación que promueve las desastrosas clases de educación sexual, que deben ser rechazadas por todo católico, especialmente por los padres de familia y por los educadores.

Queridos hermanos, ¿cuál es la esencia del cristianismo?:   la esencia del cristianismo es Cristo, y por tanto hermanos, la esencia del cristianismo es ser Cristo, eso significa el nombre de cristiano, Discípulo de Cristo, o sea seguidor de Cristo, y lo más profundo, amantes de Cristo, el que solamente se contenta con luchar contra la tentación, el que lucha contra la tentación por miedo a condenarse con más seguridad se condena.  Hermanos: el verdadero cristiano no puede vivir en el miedo, el verdadero cristiano no puede vivir en el temor, por eso el Apóstol Juan en una de sus cartas nos lo dice muy claramente:  “el amor hecha fuera el temor”  (Cf. I Jn. 4: 18), y hace un rato dije que la esencia del cristianismo es amar, amar a Cristo. 

¿Qué estamos viviendo en este momento?: si somos verdaderos católicos, miembros de la verdadera  Iglesia, tenemos que ser muy conscientes de que estamos viviendo en este momento el “Año de la Fe”, porque el verdadero católico le pone atención a Su Santidad Benedicto XVI,  y no sólo de vez en cuando, todos los días, y si el verdadero católico le ha puesto atención todos los días a Su Santidad, sabe y vive el año de la Fe.   ¿Y en qué consiste el año de la Fe?: renovar la Fe, fortalecer la Fe.  La Fe es algo vivencial, es una experiencia de persona a Persona, es una experiencia del ser humano con el Hijo de Dios hecho Hombre, Cristo Jesús.  La Cuaresma, esta Cuaresma que hoy comenzamos  es una oportunidad para profundizar en la fe, ciertamente la Cuaresma y Semana Santa es el tiempo más fuerte de todo el año litúrgico de la Iglesia, y entonces es una oportunidad para llevar el Año de la Fe a su punto culminante, el encuentro personal, total definitivo, ininterrumpido con Cristo Jesús de tal forma que a partir de ese encuentro con Cristo, Cristo nunca estará ausente en nuestras vidas y todo lo que vivamos, todo, el sueño, el descanso, la alimentación, el aseo, el estudio, la vocación, el ejercicio de una profesión, la educación, la cultura, la vida de Iglesia, la vida política, la vida social, el descanso, el deporte si se practica, todo, absolutamente todo, se vive en Cristo, con Cristo y para Cristo, y  quien llega a vivir así queridos hermanos va a sentir la alegría de que aunque la tentación se le esté presentando durante toda la vida, porque esto es otra realidad, la va a superar.  El que realmente vive en Cristo, quien llega a tener una vida de íntima unión con Cristo, supera todas las tentaciones.  

Alguno me dirá, Padre cómo hago yo en este mundo actual, tan superficial, tan ignorante, tan pecaminoso, cómo hago yo para tener esa unión con Cristo como usted dice?

Queridos hermanos, ¿qué dijo Jesús en la última cena, en su oración sacerdotal, refiriéndose a sus discípulos?:  “Están en el mundo sin ser del mundo”  (Cf. Jn. 17: 14-19).  Estamos en el mundo rodeados de corrupción, de hipocresía,  de egoísmo, de ignorancia, pero no tenemos por qué vivir en eso, tenemos que vivir en santidad, tenemos que vivir como nos decía el Apóstol Pablo en el párrafo que se leía en la segunda de Corintios, como muertos para el mundo pero estamos vivos para Dios, despreciados para el mundo pero en la dignidad de  los verdaderos hijos de Dios en Cristo Jesús, sufriendo según el mundo pero según Cristo llevando su Cruz y quien aprende a llevar la Cruz de Cristo, descubre que la Cruz de Cristo es causa de alegría, de  la única y verdadera alegría, porque quien lleva la Cruz de Cristo es porque ama a Cristo y quien lleva la Cruz de Cristo amando a Cristo, ama también a la Iglesia y vive unido a los verdaderos pastores de la Iglesia, a cuya cabeza está Su Santidad Benedicto XVI, en este momento, porque Benedicto XVI sigue siendo el Papa, hasta el 28 de Febrero Benedicto XVI sigue siendo el Papa, por tanto, los pastores que de una u otra forma se manifiestan indiferentes para con el Papa, hay que tener cuidado con ellos, pero los pastores que se manifiestan y viven con sinceridad unidos al Papa, con él y con ellos hay que seguir a Cristo. 

Entonces ¿cuáles son los medios para poder  vivir esta realidad del amor a Cristo por encima de todo?, de ese amor que nos hace poderosos  para  vencer la tentación, poderosos para vencer la tentación del sexo, poderosos para vencer la tentación de tener cosas, cuando eso no es lo más importante en el ser humano, poderosos en contra de  la tentación del poder humano, de la fama humana, de la vanagloria humana, el que vive en Cristo tiene el poder para vencer esas tentaciones, el que vive en Cristo tiene el poder del amor para vencer el poder de la tentación de la pereza, para vencer la tentación de la indiferencia religiosa, para vencer la tentación de la superficialidad, para vencer la tentación de la vulgaridad, que desgraciadamente domina en nuestros pueblos latinoamericanos, amar a Cristo, amar a Cristo, amar a Cristo, eso es el esfuerzo que tenemos que hacer en la Cuaresma, y quien ama a Cristo vence las tentaciones.

Pero cuáles son los medios:  Hay cuatro medios.  El primero es la penitencia, no darse los gustos que uno podría darse, muchos creen que la vida puede llevarse así no más, según los gustos, según los pláceres, según la vanidad del mundo, no, hay que saber negarse a los propios gustos, a los propios caprichos, hay que saber descubrir la Voluntad de Dios que está por encima de nuestra voluntad, muchos dicen es que yo no sé cuál es la Voluntad de Dios, yo se lo pido continuamente.  Dios te lo está diciendo, pero como estás ciego, y pretendes que la Voluntad de Dios esté de acuerdo con la tuya, por eso no descubres la Voluntad de Dios, pero si te niegas a tus caprichos, si te niegas a tus deseos, si te niegas a tu comodidad, y te aplicas lo que es tan necesario en la vida humana, que es la autodiscíplina, entonces vas a poder hacer penitencia, que ya la autodisciplina es una forma de penitencia, el negarse a los placeres, a los gustos, a los caprichos es una forma de penitencia.  Otras formas de penitencia, el Director Espiritual tiene que recomendarle a cada uno en privado, pero esta forma de penitencia es universal, la negación de los placeres del mundo, la negación de los propios caprichos, este es el primer medio. 

El segundo medio, absolutamente necesario, el Sacramento de la Confesión, confesarse con cierta periodicidad, de acuerdo con lo que le recomiende el propio confesor a cada uno.

El tercer medio:  La oración.  La oración personal diaria, no solo cuando tengo necesidad, no solo cuando estoy en problemas, una oración en la cual no voy a pedir nada, antes al contrario, voy a preguntar qué quiere Dios de mí, y voy a conocer al Señor, en esa oración más que preocuparme  de mí mismo voy a ocuparme en conocer al Señor, o sea todo cristiano está llamado a llegar a una oración de contemplación, algunos dirán, eso está reservado para las monjas y los monjes, no, la vida de oración contemplativa es propia de todo cristiano.   ¡Ah!, Padre, para tener una vida de contemplación hay que negarse a muchas cosas, exacto, hay que negarse a muchas cosas, especialmente a los espectáculos del mundo, hay que negarse a las conversaciones inútiles, o a las conversaciones de doble sentido, hay que negarse de llevar las conversaciones a nivel de chiste, hay que tratar de elevar las conversaciones humanas hacia Dios, a las cosas más preciosas que son las que Dios nos quiere dar, ahí, entonces se tendrá la capacidad de hacer oración de contemplación, para contemplar los ojos de Cristo, así como Cristo contempla nuestra vida con su propia mirada, hay que contemplar a Cristo hablándonos para escuchar su Palabra, para escuchar su Voluntad, hay que contemplar el Corazón herido de Cristo Jesús, ese Corazón abierto, hay que contemplarlo y tener el atrevimiento gozoso, cristiano de sumergirnos en ese Divino Corazón para no salirnos jamás de Él, por eso Jesús tiene su Corazón abierto, herido,  estando ya glorioso, porque quiere que nos sumerjamos en El, porque quiere que nos sumerjamos en su Vida Divina, porque quiere que nos sumerjamos en su unión con el Padre y con el Espíritu Santo, por eso tiene su Corazón abierto, aún ahora que está glorioso por toda la eternidad, oremos contemplando a Cristo, y ahí vamos a descubrir cómo tenemos que amarle cada uno en el propio estado de vida.

Y el cuarto medio.  La Liturgia.  Es buenísimo rezar el santo Rosario, sacar el tiempo necesario para rezarlo todos los días, pero con María Santísima hay algo más importante:  La Liturgia.:  Liturgia de las Horas, desde la antigüedad se conocía con otro nombre:  El Breviario, y que Su Santidad Benedicto XVI también lo ha renovado y ciertamente cuando uno cambia la Liturgia de las Horas por el Breviario se da cuenta de lo precioso, que es orar como Dios mismo nos enseña a orar con los salmos, con las lecturas de la Biblia, porque el Breviario está repleto de salmos, y repleto de lecturas de la Biblia, y repleto también de lecturas de los Santos Padres de la Iglesia, para enseñarnos a ir por el camino de la santidad, que viene en latín, idioma vivo.  La Liturgia de las Horas, el Breviario no es invento de los hombres.  Lleguemos a la cumbre de la Liturgia, que es vivir la Eucaristía, mínimo todos los domingos, no el sábado en la tarde para pasar durmiendo el domingo, la Iglesia lo permite para aquellos que tienen un trabajo de servicio comunitario y que sus turnos no se lo permite.  Conozcamos la doctrina de la Iglesia.  Vivamos la Eucaristía a ser posible todos los días y si por tantas obligaciones se nos complica todos los días participar en la Eucaristía, por lo menos visitemos a Jesús en su Presencia Eucarística en el Sagrario, vayamos a adorar y a crecer en el amor y el conocimiento de Cristo, oculto pero realmente presente en el Sagrario, pongámonos de rodillas ahí ante el Sagrario y entremos en intimidad con el Señor. 

Queridos hermanos empleemos estos medios que el Señor pone a nuestro alcance, en una vida eclesial, seamos cristianos las 24 horas de toda nuestra vida hasta que el Señor nos lleve a su Reino Glorioso, pero, si vivimos esto no nos vamos a contentar por vivirlo en privado, lo vamos a vivir con la Iglesia, en Iglesia, y con la Iglesia vivirlo públicamente frente al mundo que necesita cristianos que den testimonio de amor a Cristo, amor que se alcanza, que se acrecienta, que se solidifica con la penitencia, con la confesión, con la oración, con la liturgia, con la Eucaristía.

Por tanto, dispongámonos a participar siempre que se pueda de la mejor forma de celebrar la Santa Misa, nosotros en la Forma Extraordinaria, la Ordinaria es por supuesto válida siempre y cuando esté  de acuerdo con las rubricas de la Santa Sede, porque si se atreven a meter cosas que no están permitidas, o a quitar cosas que deben ser, esas Misas no son válidas, pero evidentemente queridos hermanos, la mejor forma es ésta, la que Dios mismo le ha venido dando a la Iglesia, la Misa es el pueblo de Dios que presidido por el Sacerdote se encuentra con el Señor, porque el Señor es el que actúa en la Santa Misa, y lancémonos a amar a Cristo y dar testimonio de Cristo.  Cuando la humanidad lo encuentre encontrará la solución a todo, porque sólo Dios en Cristo Jesús es la solución para todo, aunque haya que vivir la Cruz como la vivió Cristo, así estaremos viviendo el Reino de Dios que tiene que perdurar para toda la eternidad en su Trascendencia Gloriosa.  Así sea.

Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.

“¡Ego adoro Te et satisfactio Te, Iesus Oblatio!”
“¡Nunc et Semper, hic et ómnium
locum in aeternum!”