Memoria de nuestra Señora de los Dolores


MEMORIA  DE  NUESTRA  SEÑORA  
DE  LOS  DOLORES

15 de Septiembre de 2011


La liturgia del día de ayer nos llevaba a reconocer la Gloria de la Cruz de Cristo y con San Pablo decir no me glorío si no es en la Cruz de Cristo. Además, debemos no solo de llevar nuestras cruces, también debemos llevar la Cruz de Cristo para que la Salvación en Cristo se aplique a los muchos que creen en El.

Hoy celebramos la memoria de Nuestra Señora de los Dolores,  María Santísima es Reina de los Mártires, pues Ella es quien mejor participó de los sufrimientos de Jesús en su Pasión y estuvo con El durante toda su vida. Por eso debemos reconocer lo que se le dice a María en las letanías ´´Reina de los Mártires´´,  por tanto la mártir más fuerte de toda la vida de la Iglesia es la Virgen María y bien vale la pena  celebrar esta memoria con ornamentos rojos, propios del amor de quien entrega su vida por Cristo.

´´A ti, una espada te traspasará el alma´´ (Lc. 2:35);  por fuertes que sean los dolores físicos de una persona, mucho más fuerte es el dolor del espíritu, del alma, ciertamente el dolor de María no fue sólo físico, como Madre acompañó a su Hijo durante el tormento del camino de piedra de la Cruz, siendo El flagelado, Ella experimentó el dolor físico, el cansancio extremo de aquella Mujer desde la noche del Jueves, todo el día del Viernes hasta dejarlo ya sepultado. María más que el dolor físico, experimentó el dolor del Alma, pues su relación con Jesús, era la relación de la Madre con el Hijo, y al ver todo el sufrimiento extremo que Cristo vivía María tuvo que sufrir tremendamente en su Alma. Pero, además de esto María sabía quién era su Hijo, conocía que El no era sólo su Hijo,  también era el Hijo de Dios, el Mesías prometido, el Salvador del Mundo.   Por tanto la relación de María no era solamente una relación de Madre e Hijo, iba más allá,  era la relación de la creatura con el Dios Creador, esto la llevó no sólo a vivir el dolor de su alma, sino también el dolor de su espíritu por su relación de creatura con el Dios que estaba dando su vida por la salvación de toda la humanidad, de todos los que creían o creyeran en El.   Los dolores de María Santísima no solo fueron muchos en cuanto a cantidad, porque Ella sufrió todo lo que Jesús padeció desde que fue concebido en su seno hasta que lo enterró:   el rechazo,  las burlas,  la persecución,   la pasión, la flagelación, la coronación de espinas,  los golpes,  el cargar la Cruz, el verse totalmente despojado de todo, el ser crucificado, el momento en que la Cruz fue levantada y puesta en tierra fue un golpe muy fuerte el que tuvo que haber recibido el Señor, todo esto también lo vivió María, pero sobre todo sabiendo María que Jesús era su Hijo e Hijo de Dios, Mesías Redentor del género humano y que El sufría todo aquello porque iba cargado con el pecado de toda la humanidad, María experimentó el mismo peso de Jesús de los pecados del mundo que estaban cargados sobre El.

La tradición de  la devoción a María Dolorosa la presentan con siete espadas clavadas en  su Corazón Inmaculado, que representan los siete dolores que se leen en todo el Evangelio desde la Concepción hasta la muerte  de Jesús en la Cruz.  A estos siete dolores podríamos agregar otro más, es actual y lo sufren tanto María como el Mismo Señor Jesús, este dolor María lo ha expresado en diferentes apariciones, Ella se muestra llorando ´´Porque ni los sacerdotes ni los fieles celebran la Eucaristía como debe ser´´,   ¡¡¡es el dolor más fuerte y actual que María Santísima le manifiesta a todo la Iglesia!!!,  pues ella participa de una manera mística, gloriosa pero dolorosísima de todas las Misas que se celebran sobre la tierra día tras día.

Si  contemplamos a María Santísima no podremos ser indiferentes ante su dolor, ante los dolores de Cristo, más bien podemos imitar a María Santísima al acompañar a Cristo crucificado, no podemos acompañar a Cristo Crucificado sin dolernos del motivo de su Pasión, que son nuestros propios pecados y los de toda la humanidad, no podemos decir que somos devotos a Ella si no le acompañamos, le imitamos y nos unimos a Ella  participando de los dolores de Cristo en su Pasión.

María no se contento con acompañar a Cristo en el camino de la Cruz, sino que Ella participó de la Pasión de su Hijo, por algo la Iglesia dogmáticamente llama a María la Corredentora del género humano.    Nosotros como María tenemos que ser capaces de llevar la Cruz de Cristo e imitando a María ser nosotros también “corredentores”  y como dice San Pablo: "debemos ser capaces de completar lo que falta a la Pasión de Cristo por la santificación y conversión de toda la Iglesia”  (cf. Col. 1:24), para que se salven los que creen en Cristo.

Acompañemos e imitemos a María Dolorosa, así se podrá comprender la profundidad de la oración "Nuestra Señora del Fiat, que, como y contigo vivamos el riesgo de la fe en la oscura luminosidad de la Voluntad Santísima del Padre".

Que la Exaltación de la Santa Cruz y Nuestra Señora de los Dolores nos conviertan en verdaderos miembros vivos de la Iglesia,  Sacramento de Salvación.

Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.

"¡EGO ADORO TE ET SATISFACTIO TE, IESUS OBLATIO!"
"¡NUNC ET SEMPER, HIC ET OMNIUM LOCUM IN AETERNUM!"