Solemnidad de San Pedro y San Pablo


SOLEMNIDAD DE LOS APÓSTOLES 
SAN PEDRO Y SAN PABLO
29 DE JUNIO 2011

Lecturas: Hch 12, 1-11. Sal 33. 2 Tm 4, 6-8. 17-18. Mt 16, 13-19

En esta Solemnidad de los Apóstoles San Pedro y San Pablo se pueden descubrir varios aspectos. Cristo en el dialogo que tiene con los Apóstoles primero les pregunta qué dicen los demás y qué dicen ellos sobre Él y la consiguiente respuesta de Simón Pedro con lo que luego le dice el Señor, es una clara revelación de la conciencia que Jesús tiene de sí mismo, descubrimos cómo se llama El a sí mismo. Hijo del Hombre, después felicita a Pedro por la confesión que hace de que El es Hijo de Dios. Si Cristo tiene esta conciencia de sí mismo, los que se dicen discípulos suyos deben reconocerlo de esta manera: Hijo de Dios e Hijo del Hombre, con una consecuencia importantísima para nosotros, si reconocemos esta realidad de Jesús, tenemos que reconocerlo también como el único Salvador y Señor de toda la humanidad. Cristo: Hijo de Dios e Hijo del Hombre, único Salvador y único Señor, debe estar muy claro en nuestra mente, corazón y voluntad.

Debemos también conocer a la persona de San Pedro y San Pablo, ellos se reconocen a sí mismos en su realidad humana, pero también ambos reconocen en su propia circunstancia, en su propia forma de ser y en el momento necesario y oportuno que han recibido un Don, una Gracia muy especial de Dios en Cristo, Aquel en quien ellos creen y reconociendo su realidad humana viven la gracia que han recibido: la Gracia del Sacerdocio, por tanto como hombres y como sacerdotes ambos son radicalmente fieles a Cristo en quien creen, de quien han experimentado toda su misericordia y amor. No hay que mirar el pasado de Simón, hay que ver el presente de Pedro, fiel a Cristo hasta la muerte, en su realidad humana el muere por Cristo y pide que lo crucifiquen cabeza abajo porque él no es digno de morir exactamente como murió Cristo, por humildad prefiere tener la cabeza donde Jesús tuvo los pies.

Por su parte, Pablo igualmente en sus Cartas reconoce su realidad humana, pero también el poder de la gracia que ha actuado en él y le es radicalmente fiel, como persona Pablo se gasta y se desgasta por Cristo, para llevarle almas al Señor. A San Pedro lo instruyó Cristo, al igual que a los otros Apóstoles, pero cuando Pablo llego a ser verdaderamente cristiano Jesús ya había muerto, resucitado y ya había ascendido a los Cielos, ya el Espíritu Santo había fortalecido a la Iglesia, entonces ¿Quién instruyó a Pablo? Cristo mismo, cuando Pablo tuvo que huir de Damasco porque lo querían matar los judíos se fue al desierto, según dice la tradición estuvo allí tres años, y durante ese tiempo es Cristo mismo quien instruyó a Pablo, porque Pablo en el desierto se dedico a la oración, se abrió a la acción del Señor, y eso podemos y debemos hacerlo todos los católicos, el católico que no se abre a la acción del Espíritu peca gravemente por omisión, en oración debemos estar abiertos a la acción de Señor como lo estuvo Pablo.

San Pedro y San Pablo como personas y como sacerdotes vivieron íntimamente unidos entre ellos, porque recibieron del Señor la gracia de comprender lo que Cristo había hecho en ellos y a través de ellos para toda la humanidad que participaría de la salvación en Cristo, es decir el Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia; Pedro y Pablo en un mismo Espíritu eran concientes de que formaban Iglesia, y que lo que ellos vivían y hacían no lo realizaban sólo como personas individuales sino como personas en Cristo y por tanto como Iglesia, ¿Cuántos bautizados tiene hoy conciencia de su vida de Iglesia?

Los demás Apóstoles, primero sólo con Pedro y luego cuando ya comprueban la fidelidad de Pablo a Cristo y al Cuerpo de la Iglesia se unen también con él, los doce Apóstoles, incluyendo a Matías quien reemplazó al traidor, forman el Colegio Apostólico: cabeza visible de la Iglesia alrededor de Pedro. Pablo en sus Cartas reconoce la supremacía de Pedro, y Pedro reconoce el valor que Cristo mismo le da a Pablo. No somos individuos aislados los unos a los otros, somos Iglesia alrededor de los Apóstoles, de la jerarquía fiel a Pedro. Si la jerarquía es fiel a Pedro, es fiel a Benedicto XVI, quien no esta amorosamente unido al Papa o es un lastre para la Iglesia o es un traidor de la Iglesia. Es muy hermoso vivir como Iglesia alrededor de Pedro, de Benedicto XVI, si en algún momento de la historia de la Iglesia, la Iglesia ha tenido una experiencia fuerte de Cristo es en este momento gracias a Pedro, gracias a Benedicto XVI, que al igual que Pedro y Pablo y los últimos Sumos Pontífices han estado y está abierto a la acción del Espíritu y podemos gozarnos porque se goza de la infalibilidad pontificia, hay que poner atención a toda la enseñanza de Benedicto XVI y a toda la doctrina enseñada por Pedro y Pablo en sus Cartas y los demás Apóstoles.

Tenemos que orar mucho por Benedicto XVI para que el Señor le bendiga, le santifique, le fortalezca y le proteja, porque son muchos los enemigos del Papa en el mundo y también infiltrados en la vida de la Iglesia, además debemos de pedir para que el Señor le dé a toda su Iglesia, Obispos, Sacerdotes, fieles todos, la gracia de poder escuchar, entender y poner en práctica la enseñanza de Benedicto XVI. Que el Señor ilumine el corazón y fortalezca la voluntad de toda la Iglesia para que sepamos ser fieles a Cristo como Pedro y Pablo, y sepamos obedecer y acompañar a Benedicto XVI. Que la Obra Eucarística así como ora “Nuestra Señora del Fiat, que como y contigo…” igualmente podamos decir “Señor que, como y con Benedicto XVI y como Iglesia verdadera te seamos fieles”

Realmente la Iglesia está siendo atacada, están atacando a Benedicto XVI pero también están atacando al Cuerpo de la Iglesia. Si somos Iglesia tenemos que amar a la Iglesia en la verdad de Cristo, hay que actuar con la razón y la ciencia al servicio de la fe, pero también hay que actuar con lo más grande que el Señor le ha dado la Iglesia, su esencia: la liturgia, y la adoración que es actitud esencial en la liturgia, si la liturgia no adora deja de ser liturgia y si por no adorar deja de ser liturgia la Iglesia se muere. Pero si fortalecemos la vida de la Iglesia con una verdadera actitud de adoración, como verdadero acto de Dios en el que el Ser humano adora a Dios, le escucha y le es fiel, este momento histórico y crítico en contra de la vida de la Iglesia será superado y la Iglesia volverá a tener alrededor del Sumo Pontífice el poder espiritual que debe tener para la Gloria de Dios y la salvación de la humanidad.

Con Pedro, con Pablo y con Benedicto XVI amemos y sirvamos a Cristo, amemos a la Iglesia y como la Iglesia y con la Iglesia sirvamos a Cristo y la humanidad para llevarle a Cristo, lo demás vendrá por añadidura, así estaremos construyendo el Reino de Dios para la eternidad.

Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.

"¡TE ADORO Y TE DESAGRAVIO, OH JESÚS HOSTIA!"
"¡AHORA Y SIEMPRE, AQUÍ Y EN TODO LUGAR!"