“SANTA NAVIDAD EUCARÍSTICA”

Miércoles 23 de Diciembre:

Antífona “O” para el 23 de Diciembre 
(última de estas preciosas e importantes Antífonas):

         “O Emmanuel, Rex et Legifer noster, expectatio Gentium, et salvator earum:  veni ad salvandum nos, Domine Deus noster.”

          “¡Oh Emmanuel, nuestro Rey y Legislador, esperanza de las naciones y Salvador suyo!  ¡Ven a salvarnos, Señor y Dios nuestro!”



¡Adorado y desagraviado sea Jesús Hostia!   Nos hemos referidos en estos días a “Del Pesebre a la Hostia”…  Si vivimos esa experiencia en profundidad, en una auténtica hostificación de toda nuestra vida,  ¿estaremos dispuestos a “llevar los unos las cargas de los otros” –conforme a lo que enseña el Apóstol San Pablo?...  ¿entendiendo la implicación eclesial actual y de un futuro próximo que eso conlleva, conscientes de la realidad y seriedad de lo que verdadera y plenamente es vida de Iglesia, incluyendo Liturgia, Doctrina, Moral, Espiritualidad, Pastoral?   Todo eso ha de estar incluido en la verdadera vivencia de la Navidad y Año Nuevo, en lugar del interés pasajero y engañoso de las celebraciones mundanas.  Jesús, ayer, Jesús hoy, Jesús siempre, Jesús en todo y por encima de todos y de todo, Jesús en todo lugar, Jesús de día, Jesús de noche, Jesús en el pensamiento, Jesús en el afecto, Jesús en la voluntad, Jesús en el estudio, Jesús en el trabajo, Jesús en el descanso, Jesús en la salud, Jesús en la enfermedad, Jesús en lo social, Jesús en la soledad, Jesús en lo temporal, Jesús en lo eterno.



Jueves 24 de Diciembre, 
Vigilia de la Natividad de Nuestro Señor:


¡Adorado y desagraviado sea Jesús Hostia! 
Sólo hay verdadera Iglesia Católica si se vive realmente en Jesús Hostia como fruto profundo, fuerte, transformante, permanente, de la vivencia profunda de Sagrario, vivencia oblativa de Altar, vivencia transformante de Comunión.  Por eso la verdadera Navidad debe ser eucarística, hostificante, oblativa.

Al católico verdadero podemos estimularle a vivir la Navidad Eucarística por amor total a Jesús…  Al católico mediocre, frío, superficial, mundano, habrá que recordarle que Navidad es “Fiesta de precepto”.

Quien vive realmente la Navidad Eucarística comprende por qué se ama a la Santísima Virgen María, Nuestra Señora del Fiat, y con Ella y como Ella se ama, se es radicalmente fiel a Jesús, incluso en la disposición fundamentalmente oblativa de la disponibilidad a la Gracia no merecida pero muy posible del Martirio.

Además, todo lo anterior implica también el comprender y vivir la Navidad no sólo en familia, sino especialmente como Iglesia.  La Navidad no es, no debe ser una fiesta de mundo.  Es el acto del Hijo de Dios que, sin dejar de serlo, se hace Hijo del Hombre, para así, asumiendo nuestra naturaleza, redimirnos y hacernos partícipes de la Gloria Sublime y Eterna de la Trinidad Santísima.   Y esto sólo se puede vivir si somos miembros auténticos de la verdadera Iglesia, la que es fiel a la Tradición, Tradición Litúrgica,  Tradición   Doctrinal.

…Liturgia y Doctrina.  Ambas son necesarias, se necesitan la una a la otra.  Liturgia sin Doctrina sería débil, cambiante, simple acción humana...  Doctrina sin Liturgia sería también cambiante, débil, muerta…  La Verdad de la Doctrina es Vida en la Liturgia.  La Liturgia con Doctrina comunica Vida…

Y para aplicarlo directamente tanto a la vida de cada uno como a todo el Cuerpo de la Iglesia, habrá verdadera Navidad Eucarística si olvidando y dejando atrás las costumbres de la sociedad mundana, vivimos con pleno fruto los Sacramentos, especialmente la Confesión y la Eucaristía en los tres aspectos ya mencionados:  Sagrario (Visita a Jesús),  Altar (Santa Misa – Sacrificio), Alimento (Comunión).

Por todo lo anterior considero que es puramente social el decir: “Feliz Navidad”…  Considero más cristiano decir:  “Santa Navidad”… Y mejor todavía: a todos:  


“SANTA NAVIDAD EUCARÍSTICA”

Si se vive realmente la Eucaristía no se contenta uno con decir “creo” sino que “se cree vivencialmente la Fe en Jesús”.  Y ello llevará a tener una relación íntima con ÉL, un conocimiento profundo de ÉL, que dará como fruto el llegar a vivir como ÉL mismo anhela y enseña:  “Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.”  (San Juan 17:21)
“Santa Navidad Eucarística”.


Consecuencia de lo anterior:  Necesidad absoluta de la Oración personal de contemplación diaria, Santa Misa Tradicional mínimo todos los Domingos y Solemnidades,  y si fuera posible con mayor frecuencia durante la semana, y Confesión periódica con un único Confesor, para que pueda guiar en el camino de la santidad.  Así el fruto de la Navidad Eucarística se proyectará en el tiempo y el espacio, hacia la eternidad.

“Santa Navidad Eucarística”.

Así nunca nos avergonzaremos de Jesús en ningún lugar ni circunstancia ni delante de nadie, sea quien sea, antes al contrario en la Verdad y con gozo siempre, en toda circunstancia y ante todo el mundo seremos testigos fieles, plenos, de Jesús.

Quien no es testigo de Jesús vivo, no sólo de su Doctrina, no puede ser testigo del único Dios verdadero.  Quien sí es testigo fiel de Jesús Hostia es testigo de Dios Uno y Trino.

“Santa Navidad Eucarística”