Liturgia y Navidad

DOMINGO CUARTO DE ADVIENTO



21 de Diciembre de 2014
I Corintios 4: 1-5;  Salmo 144: 18,21;
San Lucas 3: 1-6

Muy queridos hermanos:

¿Cuál es mi deber sacerdotal en este preciso momento?  Sin duda alguna, al mismo tiempo que me dispongo cada día a descubrir y cumplir la Voluntad de Dios en compañía y a imitación de Nuestra Señora del Fiat y en unión con San José y San Pablo, también es mi deber dirigirme a ustedes para recibir y vivir los Misterios y designios personales, familiares, sociales, eclesiales de Dios para con todos y cada uno de ustedes, especialmente en estos días previos a la Navidad que se aproxima.

Por ello, lanzó la pregunta:  ¿Cómo debe ser este año la Navidad a nivel de toda la Iglesia, a nivel de cada cristiano?  Y la respuesta que debo dar sacerdotal y pastoralmente es que:

LA NAVIDAD HA DE SER
LITÚRGICO – EUCARÍSTICA, PORQUE
JESÚS SIGUE ENTREGÁNDOSE
A LA JUSTICIA Y LA MISERICORDIA
DE DIOS PADRE…
…Y A CADA UNO DE NOSOTROS,
SI VIVIMOS COMO HOSTIAS VIVAS,
SANTAS Y AGRADABLES A DIOS,
LUCHANDO CONTRA EL ESPÍRITU DEL MUNDO,
DEL DEMONIO Y DE LA CARNE.
(Cf. Romanos 12: 1 y 2)

Es Jesús quien actúa, directamente en la Liturgia, ofreciéndose al Padre en lugar nuestro, y entregándose  a quienes le aceptamos con sus Misterios de Creación, de Salvación, de Santidad, en el Bautismo, en la Confirmación, en la Confesión, en la Santa Misa y la Sagrada Comunión, en el Sacerdocio (continuidad de la Cruz de Cristo), en el Matrimonio, en la Unción de los Enfermos, en la Predicación, en la Dirección Espiritual.

Porque quien no vive la Liturgia, especialmente la Santa Misa en toda la profundidad del Misterio de Dios, no vive ni celebra realmente la Navidad.  De ahí que mi exhortación en este día es que todos y cada uno se disponga a vivir en y desde el Misterio Eucarístico la Voluntad Santísima de Dios, no sólo en estos días sino para todo el año que se acerca, en total rechazo de los criterios de la soberbia, el egoísmo y placeres del mundo, para vivir en el espíritu de las bienaventuranzas, preparándose para vivir cada vez en mayor fidelidad al Señor, dispuestos a colaborar de la forma que sea necesario en la verdadera renovación litúrgica de la Iglesia, así como a ser testimonios de Jesús aún hasta la Cruz con tal de lograr la mayor Gloria de Dios y salvación de las almas.

En Navidad es Jesús quien cumple años, 
démosle el regalo de nuestra vida en santidad.


Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.