DOMINGO PRIMERO DE ADVIENTO
30 de Noviembre de 2014
Romanos 13: 11-14, Salmo 24: 3,4,
San Lucas 21: 25-33
Acompañemos a Jesús en su Nacimiento hacia la Cruz |
Queridos hermanos. Qué
claro nos habla el Apóstol en la primera lectura: Está cerca el día. El día es hoy, el día para cambiar nuestro corazón,
el día para dejar que Cristo cambie nuestro corazón, para que el día de Navidad
podamos verdaderamente mostrar a los ojos del mundo cómo vivimos en Cristo.
Se acerca la Navidad, Celebración cultual del pueblo de Dios, del
Cuerpo Místico de Cristo que renueva en sí mismo y a su alrededor el Nacimiento
de Cristo, es entregarse a Jesús y regalarle nuestro corazón y el corazón del prójimo.
Nuestra Misión es vivir y promover intensamente la Liturgia y el
Sacrificio de Cristo y hacernos uno en el Sacrificio de Cristo, hacernos uno en
Cristo Jesús durante su Sacrificio, aceptando todo el fruto que venga de esto,
o sea viviendo nuestra propia victimación en la victimación de Cristo por
nuestra propia conversión, por nuestra propia santificación, y por la conversión,
salvación y santificación de la Iglesia del Señor.
La Navidad no solo se refiere al Nacimiento de Cristo, sino que la
Navidad permite que la Iglesia desde el Nacimiento de Cristo se oriente a la
Pasión y Muerte de Cristo en la Cruz, para poder llegar así a la Resurrección
final.
Vivamos nuestro carisma litúrgico eucarístico como debe ser y no
tengamos miedo de vivirlo en privado y en público.
Adviento y Navidad: Tiempo
de purificación, de transformación , de santificación, de fortalecimiento de la
Iglesia como Sacramento de Salvación para toda la humanidad, por eso la
importancia de vivir el Sacrificio de Cristo.
Adviento y Navidad: Tiempo
de cristificación de cada cristiano y de toda la Iglesia, para que el Reino de
Cristo vuelva a restaurarse en el corazón de la Iglesia Universal.
Así
pues, que este Adviento y la cercana Solemnidad de la Navidad sean muy
especialmente un Adviento y una Navidad vividos en y desde la vivencia plena y
profunda de la Liturgia y todo el Misterio Eucarístico de Cristo Nuestro Señor,
en el seno de la Iglesia plenamente renovada desde el Confesionario, el Altar y
el Sagrario, para la Gloria de Dios y la conversión y santificación de la humanidad. Así sea.
Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.