Verdad Católica


    
¡TODO POR EL REINO DE CRISTO!  


Es Jesús Hostia Quien desde el Altar y el Sagrario dice:

"El oprobio me destroza el corazón y desfallezco; esperé que alguien se compadeciese, y no hubo nadie; alguien que me consolase, y no lo hallé."     (Salmo 68,21)

Así debo comenzar mi brevísima y clara respuesta a la Declaración conjunta de luteranos y católicos romanos "De la confusión a la comunión". Señalo 5 puntos clave:

   1.- El título "De la confusión a la comunión":  En primer lugar en dicha declaración achacan la confusión y división en gran parte al Concilio de Trento, lo cual es erróneo ya que el verdadero causante de la confusión y división fue Martín Lutero con sus 95 herejías, que el Concilio de Trento tuvo que condenar para defender la Verdad, cumpliendo la verdadera función de un Concilio.  En segundo lugar, el título sugiere que están llegando a la comunión, cuando ésta no puede darse en la tolerancia y promoción de errores, la comunión sólo puede darse cuando con humildad, sinceridad y valentía se vive y promueve la Verdad, y la Verdad es Jesús, que enseña y se entrega sólo en la única Iglesia que ÉL fundó sobre los Apóstoles a quienes entregó Doctrina, Sacramentos, Misión... Y toda esa declaración está llena de lenguaje confuso, ambiguo, engañoso que no lleva a la comunión con Quien es la Vida, Jesús, sino que lleva a una efímera unidad en el error, camino a la perdición.

2.- En dicha declaración hablan confusamente sobre un tema sumamente importante de la Doctrina Católica como es lo referente a la Gracia de Dios, tema sumamente profundo, que si se desea estar claro sobre ello les invito a buscarlo directamente en el Catecismo Mayor de San Pío X, no en Lutero.

3.- Otro tema sumamente confuso en ese lastimoso documento es el referente a la Justificación, sobre el cual se descubre una inclinación mutua, luterana y "católica", a aceptar el error de Lutero de que la fe basta para salvarse, sin necesidad de las obras. Eso no puede ser.  La fe necesita de las obras y éstas a su vez necesitan de la fe, deben ir íntimamente unidas.  Y nos referimos a "obras católicas": práctica de las virtudes cristianas, vida de oración, vida de sacramentos, disciplina, renuncia al mundo, cumplimiento cristiano de la misión en el mundo, vivencia vocacional, obras de caridad físicas y espirituales. Nunca sólo fe, nunca sólo obras: siempre fe y obras.

4.- En esa Declaración conjunta se aceptan las herejías de Lutero en relación con la Sagrada Eucaristía: según dichas herejías la presencia de Cristo se daría por la fe de la asamblea reunida, no por la acción de Cristo en el Sacerdote, además de que sería una presencia espiritual.  Por lo mismo el Sacrificio sería también sólo espiritual. La Santa Misa es el verdadero y actual Santo Sacrificio de N.S. Y la recepción de la comunión sería sólo representativa, conmemorativa, símbolo de fraternidad, una "cena fraterna", "cena del Señor".  

Y a este respecto debo reafirmar la verdad católica, que nadie puede cambiar: En la única y verdadera Santa Misa de siempre es Cristo por el Sacerdote, no por la asamblea, quien realiza verdadera, real, actualmente su Santo Sacrificio. Además en la  Consagración se da plena y realmente la Transubstanciación, por la cual la sustancia del pan y el vino no se quitan para dar lugar a Jesús sino que se convierten realmente en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor.  No es presencia espiritual, es real y actual.  Y consecuentemente al comulgar no hacemos ningún acto simbólico sino que realmente estamos comiendo y bebiendo el Cuerpo, la Sangre, el Alma, la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, nos hacemos uno con y en ÉL, ÉL nos asume con nuestra humanidad para hacernos uno en ÉL y así presentarnos ante el Padre. ¡Pobres luteranos que tienen que contentarse con símbolos...!  ¡Dichosos los católicos que vivimos todo el Misterio Eucarístico, "Oblacional" de Nuestro Señor!

5.- Otro aspecto  gravísimo y muy concreto de esa declaración conjunta es que se refiere de manera confusa y equívoca al Sacerdocio Católico, asemejándolo al sacerdocio común de todo bautizado y comparándolo con los pastores luteranos.  Así es como de manera equívoca dice que en la Santa Misa el Sacerdote es uno más entre todos los fieles, o bien se refiere a él como "presidente" de la asamblea.  En la verdad católica sabemos que el Sacerdote es "Ipsus Christus" ("el mismo Cristo"), por lo cual en la Santa Misa, y en todo Sacramento y Acto Litúrgico, no es un hombre más quien preside, es Cristo quien preside, no por la asamblea sino por su Sacerdote.

Recordemos lo que dice la Carta del Apóstol a los Hebreos en su capítulo 5:  "El Sacerdote es un hombre tomado, separado de entre los hombres para servir a Dios y a los hombres en lo que se refiere a Dios", deja de ser un hombre común para ser transformado en "alter", "ipsus" Christus" ("otro", "el mismo" Cristo"), es una realidad que actuando en lo material y temporal y pasando por lo sobrenatural y espiritual se realiza en lo ontológico del ser humano, es algo imposible de entender por la sola razón y que sólo con la luz del Espíritu Santo se puede no tanto comprender sino sobre todo vivir, experimentar.

Como decía al principio, estas son algunas de las cosas que en este momento puedo comunicarles en relación con esa Declaración conjunta, que considero nunca tenía que haberse dado.  Con ella se confunde a muchos católicos, tanto Sacerdotes como Seglares, así como se daña gravemente a los mismos luteranos ya que al no comunicarles con firme caridad y claridad la Verdad que sólo la Iglesia Católica tiene se les deja en el error y en grave peligro de condenación.

Y antes de terminar, recordando una vez más que esa declaración conjunta tiene un lenguaje sumamente ambiguo y confuso, no recomiendo su lectura.  Sin embargo si alguien quiere leerlo, ya tiene en este comentario mío una pauta para no dejarse confundir.  Más bien, para una buena formación católica si recomiendo estudiar bien el Catecismo Mayor de San Pío X, y si alguno se encuentra bien preparado, en lugar de perder el tiempo con documentos engañosos, podría invertir muy provechosamente el tiempo leyendo a los Santos Padres de la Iglesia, podría buscar en internet los documentos del Concilio de Trento, durante el cual trataron todos los temas que he señalado más arriba, e incluso podría llegar a investigar en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino. 

Pbro. José Pablo de Jesús
o.c.e.