La Fe viva es necesaria

DOMINGO 16 DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

4 de Septiembre de 2016

Efesios 3:13-21;  San Lucas 14:1-11


Muy queridos hermanos en Cristo N.S:

Los dos Domingos anteriores hemos hablado sobre dos de los medios más importantes para poder tener realmente la experiencia de Cristo Jesús:  La Santa Misa vivida realmente como el  Santo Sacrificio de Cristo al que nos unimos por una parte, y por otra la importancia de la Disciplina en la vida de Oración personal.  Y hoy la Palabra de Dios vuelve a ponernos por delante la necesidad de esa fe viva, de esa experiencia viva de Jesús, que no se contenta con sanar sino que con todo derecho nos enseña la necesidad de la virtud de la humildad para ponernos frente a su Misterio como Dios y Hombre.

Pero precisamente en estos días, analizando desde esa perspectiva del Misterio que debe enfrentarse con humildad la realidad que vive una inmensa mayoría de católicos y de personas en general, he recordado también aquel pasaje del Evangelio en el que dice Jesús:   “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe en la tierra?”  (San Lucas, 18:8)

Cuando se escucha o se lee esta expresión de Nuestro Señor, muchas de las interpretaciones que se encuentran se refieren sólo a la confianza en el presente y el futuro de la vida en esta tierra, se quedan sólo con un concepto de fe puramente humano.  Considero que no se está descubriendo todo lo que en ella quiere dar a entender el Señor en su profundidad…

“Cuando venga… ¿Quién?  ¿Un amigo?... ¿Un ser querido?...  ¿Un político famoso?...  ¿Un deportista famoso?...  ¿S.S. el Papa?...  ¡No!... ¡“Cuando venga el Hijo del Hombre”!... O sea, cuando venga ÉL, Jesucristo Rey Universal, Hijo de Dios e Hijo del Hombre,  ¿encontrará personas, fieles con Fe en ÉL mismo?  ¿Encontrará una fe teórica, puramente filosófica?  ¿Encontrará personas que dicen creer en ÉL, pero a la hora de la prueba se olvidan de ÉL?    ¿O encontrará sólo una fe interesada, la de aquellos que acuden a ÉL sólo cuando necesitan una ayuda, un favor?  ¿O encontrará fieles con una auténtica Fe viva, experiencial, en ÉL?

Y, ¿por qué hago estas preguntas?  Como dije hace un momento, es el análisis de lo que vive la mayoría de católicos en relación con Nuestro Señor.  Y de forma preocupante confirmamos que experimentamos que no se vive la fe, y además de eso, constatamos así mismo que muchos que dicen creer se han centrado en hablar y supuestamente defender y promover, incluso por internet y en diversos chats, la Doctrina Tradicional.

Ante esa constatación sí debo afirmar que ciertamente una experiencia sin Doctrina es peligrosa ya que  puede dar paso a devociones sin fundamento, o bien se puede convertir en fanatismo, si no es que a la larga llevaría a las personas a una vivencia estéril y debilitante que acabaría también con la fe.  Pero también debo afirmar que la Doctrina sin la vivencia real de Jesús terminaría igualmente en la esterilidad, y en el alejamiento de la fuente absolutamente necesaria de esa experiencia viva del Misterio del Dios Uno y Trino como son los Sacramentos, muy especialmente la celebración del Santo Sacrificio Propiciatorio de nuestro Señor en la Santa Misa al menos dominical, así como del Sacramento de la Confesión, que ha de ser frecuente, sin olvidar la experiencia personal y diaria de la intimidad con el Señor en la Oración de las primeras horas del día.

Hermanos, no seamos católicos sin doctrina; no seamos católicos sin experiencia viva de Jesús, sin relación íntima, profunda, amorosa, fiel con Jesús, y en ÉL con el Padre por el Espíritu Santo, no seamos católicos anónimos y mundanos, no seamos católicos sin experiencia de la maternidad, de la intercesión, de la ejemplaridad de la Santísima Virgen María, no seamos católicos sin Sacramentos, no seamos católicos sin el Santo Sacrificio de la Misa Tradicional, no seamos individualistas sin vida de Iglesia, no seamos egoístas interesados sólo en nuestra propia salvación.  Seamos Católicos fieles discípulos y testigos de Cristo, conocedores serios en el gozo del Espíritu Santo de la Doctrina, pero cristificados, hostificados por la vivencia del proceso de conversión, transformación, santificación que el Señor mismo nos propone a todos para la Gloria de Dios Uno y Trino.

“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de Nuestro Señor Jesucristo… para que os dé firmeza en la virtud,… para que Cristo more por la fe en vuestros corazones.”  (Efesios 3:14,16,17ª)

 Se lo pido desde lo profundo del Corazón Crucificado, Traspasado y  Hostificado de Cristo Nuestro Señor.  Así sea.

Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.

La oración, sendero para la santidad


Domingo XV 
Después de Pentecostés

Gal. 5:25-26,  6:1-10,  Sn. Lc. 7:11-16


Qué claro que es el Señor en su Palabra, claro y eternamente oportuno, porque ciertamente toda la Sagrada Escritura, se aplica a cualquier tiempo y a cualquier lugar del universo. 

El Apóstol Pablo nos dice hoy en la primera lectura a los Gálatas tenemos que ser muy constantes en el esfuerzo por vivir en la libertad del espíritu y no en la esclavitud de la carne, y una de las manifestaciones carnales que el Apóstol  ataca, que según el espíritu de la carne es precisamente lo más fuerte, la soberbia, la soberbia que lleva indefectiblemente al egoísmo, San Pablo nos dice que nos comprendamos los unos a los otros, la comprensión es una de las virtudes del Espíritu Santo que infunde en el alma del cristiano y ¡cuánto falta esta virtud hoy día entre los cristianos!, ¡cuánto falta en general en toda la sociedad la comprensión!, pero debemos tener muy en cuenta hermanos que la comprensión que debe existir en todos los seres humanos es totalmente diferente a lo que están promoviendo hoy día en el mundo, la tolerancia, la alcahuetería, la comprensión no es tolerancia, no es alcahuetería, por eso queridos hermanos es necesario luchar contra ese pecado capital del egoísmo, como es necesario luchar contra todos los pecados capitales:  soberbia, egoísmo, lujuria, envidia, pereza, gula, avaricia. 

Pero hermanos, por qué tenemos que luchar contra esos pecados capitales, ¿por qué tenemos que luchar contra el egoísmo?  Porque simplemente son antivalores humanos.  Se habrán dado cuenta de algo muy curioso, uno de los errores que hoy día se cometen frecuentemente en la Iglesia guiada por el Novus Ordo, es precisamente el error pastoral de preocuparse sólo por lo social, por el bienestar temporal del ser humano y de la sociedad en general, y ustedes se han dado cuenta que desde hace tiempo yo vengo enfocando las homilías de manera totalmente diferente, las vengo enfocando no solamente en el sentido de luchar contra el novus ordo, no solamente luchar contra el modernismo, sí que hay que luchar contra el modernismo, pero se han dado cuenta de que no estoy insistiendo sólo  en eso, estoy insistiendo en la vida espiritual de cada persona, en la vida espiritual de cada familia, en la vida espiritual de la Iglesia, en esto está enfocado el Apóstol San Pablo en todas sus cartas, incluyendo esta carta muy fuerte a los Gálatas, la lucha contra la carne y el espíritu y el espíritu contra la carne.  Es la lucha que debe llevar todo ser humano, luchar  contra sus propias tendencias carnales, no se está luchando contra la soberbia, no se está luchando contra el egoísmo, ciertamente hay que luchar contra la lujuria, y contra eso sí están hablando mucho en la sociedad actual, y a nivel de Iglesia se está hablando contra algunos de los pecados de lujuria, y eso hay que hacerlo, pero no es suficiente, hay que luchar contra el egoísmo propio, contra la propia soberbia, y contra la pereza, pero aquí hay que tener un cuidado muy grande, si se está luchando contra los antivalores de la sociedad actual, hermanos si lo estamos haciendo así, estamos perdiendo el tiempo, y estamos perdiendo la eternidad, no hay que luchar contra los pecados capitales como antivalores sociales, por qué hay que luchar? Porque el enfoque de nuestra lucha no puede ser enfoque negativo, sino que tiene que ser un enfoque verdaderamente cristiano, y el enfoque verdaderamente cristiano es un enfoque positivo, ¡porque quiero vivir la vida que Cristo ha merecido para mí!  Este es el enfoque que debe tener cada persona, este es el enfoque que debe tener cada católico,  vivir la vida que Cristo me ha merecido, vivir en el Reino de Cristo, este debe ser el motivo de todo católico, no solo prepararse para vivir en la eternidad, no, ¡ya! desde ahora.  Si alguien le preguntara a cada uno de ustedes, ¿vives ya en el Reino de Cristo?, ¿qué podrías responder?   Alguno diría que estamos en la tierra, pero en la tierra tiene que reinar Cristo, y para que Cristo Reine  en la tierra debe reinar en el corazón de cada uno de los que nos decimos católicos, y para eso queridos hermanos, el domingo pasado dije que había especialmente dos condiciones, y me referí a una, hoy me quiero referir a la segunda, y no son las únicas, y la que dije la semana pasada es la más importante:  “Vivir la Santa Misa conscientes de que es el Sacrificio de Cristo”, y por tanto, vivir nosotros también sacrificando nuestra propia persona en el Sacrificio de Cristo, y a ese respecto voy a insistir rápidamente lo siguiente:   Hermanos no aceptemos que alguien se refiera a la Santa Misa como banquete, incluso hay cuadros muy bonitos en los cuales  en medio de esa belleza artística se refiere a la Santa Misa como banquete, porque pueden mantenernos en la ambigüedad del novus ordo, la Santa Misa es esencial  que siempre la vivamos y la presentemos como el Santo Sacrificio.  Esa es la primera condición. 

La segunda también es, no solamente importante, es absolutamente necesaria, disciplina en la propia vida de oración, y esto lo he venido diciendo muchas veces.  Si el católico tenga la edad que tenga, y que pongan atención los niños, para los adolescentes, para los adultos, para los ancianos, para los casados, para los solteros, para los religiosos, para las religiosas y para el Sacerdote.  Hermanos el católico que no tiene disciplina  en su vida de oración está perdido.  Hermanos ¿qué quiero dar a entender con disciplina en la vida de oración?, día tras día debemos tener nuestros tiempos de oración, tenga la edad que tenga, la profesión que tenga, oración en la madrugada. Yo sé de católicos que se levantan 7, 8 o 9 de la mañana, imposible que hagan oración en la madrugada.  Me dirán que hacen oración bien al medio día, y ¿qué has hecho las primeras 12 horas del día? Las perdiste o se convirtieron en lenguas de fuego del infierno, por la pereza de levantarte.  El católico debe aprender a disciplinarse y  levantarse temprano que significa a más tardar 5am, para poder tener un tiempo oportuno con frescura de mente, con apertura de corazón y buena disposición de voluntad a conversar con Dios, a escuchar al Señor, a contemplar al Señor.  Si haces oración de medio día y no en la mañana, esa oración de medio día, ya va a estar cargada con todas las distracciones de la mañana.  Padre, ¿si estuve durmiendo hasta las 11 am.  qué distracciones pude tener?  Las distracciones del subconsciente que también se carga de las tonterías del materialismo mundano, en cambio si te levantas en la madrugada, vas a tener más fuerza de voluntad para vencer incluso las distracciones del subconsciente, oración en la mañana, oración a medio día, oración a media tarde, oración en la noche antes de acostarse, son tiempos que hay que tener oración, dándole mucha importancia a la oración de la madrugada.  Si no se hace esa oración, yo me pregunto, cómo asimilar y vivir las gracias que se reciben incontables, infinitas en la participación de la Santa Misa Tradicional.  Hermanos, la Santa Misa Tradicional es la fuente de la Gracia Infinita de Dios que se derrama sobre cada persona que verdaderamente participa en Ella, pero como es una gracia infinita, durante el poco tiempo que dura la Misa, no es suficiente para asimilarla y hacerla vida en uno mismo, y necesitamos otro tiempo adicional, el tiempo de la oración de la madrugada para continuar asimilando esas gracias absolutamente necesarias para poder luego vivir las 24  horas del día que comienza en santidad en el Reino de Cristo.

Hermanos, lo esencial de la vida cristiana, es vivir en Cristo, el que no vive en Cristo está muerto, es un cadáver ambulante, que anda por la casa, que anda por la calle, el que no vive el espíritu de oración está muerto, muchas veces los enemigos de Cristo atacan a los católicos,  y dicen va a Misa y está comulgando y después es un ogro con el prójimo, si participas en la Misa Tradicional y comulgas sin hacer oración, hermanos, estamos en el riesgo  que dice San Pablo, comer y beber la Sangre del Señor sin discernirla nos estamos comiendo nuestra propia condenación, y el que no hace oración en la madrugada, no discierne suficientemente la Carne y la Sangre del Señor.  Otro punto importante, ¿qué tipo de oración?  Yo cumplo la oración en la madrugada porque rezo mis devociones, No es suficiente rezar y rezar el Santo Rosario si no motivan a participar en la Santa Misa.  Yo amo a María Santísima, la amo imitándola y siguiendo sus pocos consejos,  “Fiat mihi Voluntas tua”, y ese Fiat María Santísima lo confirmó en la Boda de Caná, haced lo que El os diga, ¡qué consejo más precioso de María!, y para hacer lo que El nos dice, hay que contemplarlo a El, y para eso la oración de la mañana, que no puede ser un rezo de petición, sino que tiene que ser una oración de intimidad absoluta con el Señor, una oración de contemplación silenciosa, pero tenemos que tener el cuidado de que no vivimos en los aires, ni en los cielos, donde esa contemplación será el culmen de la vida Eterna, vivimos todavía en la tierra, rodeados de un ambiente materialista y modernista que nos va a  tratar de ahogar y de impedir esa verdadera oración de contemplación, entonces, ahí viene muy bien un consejo, que encontramos precisamente en uno de los salmos que se cita hoy en la liturgia de esta Santa Misa, el salmo 91, uno de sus versículos se cita en el Gradual, dice  que debemos salmodiar al Señor, cuando tenemos dificultad en la vida de oración empleemos la mejor oración que es la inspirada  por el Espíritu Santo, los Salmos, tomemos uno a uno y contemplemos a través de ellos, un versículo, y con eso el Señor nos va a ayudar a escucharle, a contemplarle y a hablarle.  Pongamos esmero en nuestra vida de oración igual que en nuestra vida litúrgica que culmina en el Santo Sacrificio de la Santa Misa y así seremos verdaderos católicos, capaces de no solamente mantener sino capaces de fortalecer y de realizar en plenitud el Reino de Dios aquí en la tierra, preparando el Reino Eterno para gozar en toda la eternidad de la Gloria de Dios Uno y Trino.  Así sea.  



Pbro. José Pablo de Jesús,

o.c.e.




Las virtudes fruto de la Eucaristía

Domingo 21 de Agosto 2016

Domingo XIV Después de Pentecostés
Gal. 5:16-24     Evang. San Mt. 6:24-33


Nos habla hoy el Señor sobre las obras de la carne y las obras del Espíritu, y el Señor en el Evangelio  nos dice que no tenemos por qué estar preocupados por las cosas materiales y temporales.  Veamos la diferencia entre preocupación y ocupación; la preocupación no es cristiana, y muy fácilmente lleva a la angustia e incluso a la desconfianza, se desconfía de Dios y se llega a desconfiar de uno mismo, del prójimo y se cae en la angustia; en cambio la ocupación es virtud cristiana, porque la podemos asemejar a una responsabilidad, Dios no quiere al ser humano irresponsable, Dios quiere que el ser humano sea responsable de sí mismo y del prójimo.  Y si se llega a la desesperación ya es lo que Cristo en otro lugar del Evangelio llama blasfemia contra el Espíritu Santo, que no será perdonada en esta vida ni en la otra, y esto equivale  en muchos casos al suicidio, por eso la verdadera moral católica condena el suicidio como un pecado gravísimo y por tanto no se puede orar públicamente  por un suicida, por eso el verdadero Derecho Canónico de la Iglesia prohíbe incluso celebrar la misa por los suicidas, aún en el actual Derecho Canónico.  Hermanos  debemos ocuparnos de no realizar las obras de la carne para vivir las obras del Espíritu. 
Cuáles son esas Obras del Espíritu? Las Virtudes cristianas son las obras del Espíritu.  Nadie puede decir;  ¡yo no tengo virtudes!  Porque todo cristiano desde el momento en que recibe el Sacramento del Bautismo, en el Bautismo el Espíritu Santo infunde todas las virtudes en el ser humano que está siendo bautizado.  Ahora bien, Dios durante la vida le pedirá a cada persona el ejercicio eminente, el ejercicio claro, fuerte de esas virtudes, y en cada persona se van a distinguir unas u otras virtudes, pero todos tenemos infundidas por el Espíritu Santo todas las virtudes, en algunos va a resplandecer más la caridad, en otros va a resplandecer la paciencia, en otros la sabiduría, en otros la fortaleza de espíritu, en otros la comprensión.  Tenemos que ejercitarlas, ahora bien,   de qué manera podemos adquirir nosotros la fortaleza de  espíritu para practicar esas virtudes?   Esto solamente lo logra cada persona unida a Cristo, porque sólo unidos a Cristo seremos capaces de practicar las virtudes cristianas.  En todo caso sin Cristo se podrá practicar las virtudes humanas, que también existen, existen la fe humana, así como existe la fe cristiana, existe la fortaleza humana y cristiana, no las confundamos, ambas son buenas, ambas debemos practicarlas pero no contentarnos con virtudes humanas.  El conjunto de virtudes humanas es lo que podemos llamar:  “Los  valores”.  Y cuidado con los Ministerios de Educación que dicen que van a cambiar las asignaturas de Religión por Asignaturas de Valores.  Tenemos que vivir las virtudes cristianas uniéndonos a Cristo pero no sólo con devociones, que son necesarias, pero no suficientes,   la única manera de unirnos con plena seguridad a Cristo es viviendo los Sacramentos, y hoy quiero insistir en el más sublime:  “El Sacramento de la Eucaristía”. Qué es en realidad el Sacramento de la Eucaristía?  El Misterio de la Eucaristía no solo es Presencia, quien comulga con frecuencia debe dar el fruto del Espíritu, y se ha de reflejar en toda la vida personal, íntima, pública, tanto a nivel de la familia como a nivel de la sociedad en general, en todos los ámbitos se ha de ver el fruto de la vida eucarística.  Entonces, qué más falta para dar fruto de la Eucaristía?, no sólo como alimento cuando lo recibo en la Sagrada Comunión, también hay que vivirla como Sacrificio.  
Nuestra Obra ayer cumplió los 34 años, y la mayor parte de estos años la vivimos con la mejor buena intención de ser fieles al Señor, pero en la Misa Novus ordo, y durante ese tiempo, al principio, sobre todo al inicio llegamos a ser 24 miembros internos, y ahora somos mucho menos, porque aunque estábamos viviendo conscientemente que era Sacrificio, sin embargo era novus ordo, pero cuando descubrimos la verdad y la plenitud de la Tradición, nos hemos venido fortaleciendo y estamos viviendo la Santa Misa Tradicional, y ahora sí, hermanos puedo decir que esta Obra comienza a dar verdadero fruto, muy pequeño, como un granito de mostaza, pero pronto veremos el fruto.  

Cómo vivir la Misa Tradicional?   En cierta ocasión una persona me decía que yo le tapaba con la espalda, y ahora que no ven lo que hago sobre el Altar, tienen la posibilidad de llegar a vivir unidos a Cristo, porque ya no se interesan por verme, sino que por unirse con el Sacerdote, así se unen con Cristo, y Cristo en la Santa Misa es lo que ÉL es, Hijo de Dios e Hijo del Hombre, que en la Santa Misa continúa entregándose, para que ustedes unidos a Cristo, vivan la Misa entregándose ustedes en Cristo a la Justicia Infinita y Misericordiosa de Dios Padre.  Entonces,  la manera de vivir la Santa Misa es  unirse a Cristo Sacrificado para presentarse ante Dios Padre, y entonces sí, Dios Padre y Dios Espíritu Santo, y Dios Hijo, derraman su Gracia sobre los que viven verdaderamente el Sacrificio de Cristo durante la Misa Tradicional.  Hermanos, hay que aprender a vivir de verdad la Santa Misa Tradicional, uniéndose a Cristo Único y Eterno Sacerdote que continúa viviendo  su Sacrificio de la Cruz, para darnos a todos la gracia de la santidad, de la práctica continúa y heroica de las virtudes cristianas.

Vivamos este Misterio y veremos la Gloria de Dios.

Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.