¡NO AL MATERIALISMO FILOSÓFICO!, ¡SÍ A JESÚS HOSTIA!


DOMINGO 18° DESPUÉS
DE PENTECOSTÉS
27 de Septiembre de 2015
Epístola: I Cor. 1: 4-8;  Salmo 121:1,7;
Salmo 101:16; Evangelio:  San Mateo 9:1-8

Muy Queridos Hermanos todos en Cristo Jesús:

El domingo anterior les decía:

“No nos contentemos con vivir una “filosofía materialista católica”… Vivamos la “Única Fe Católica”, vivencial, gozosa, hostificante, constante, comprometedora, valiente, proyectándola a toda forma de vida, a todo lugar, tiempo y circunstancia… ¡Por amor a Dios!: proyectándola consciente y constantemente a todo y a toda relación interpersonal.  ¡Por amor a Dios!: Proyectemos nuestra Fe viva en Cristo a todo y a todas las personas con quienes nos relacionemos, conocidos y desconocidos. ¡Por amor a Dios!: Vivamos la Fe, experiencia viva y perpetua de Jesús Hostia.  ¡Por amor a Dios!  Proyectemos a Jesús cuando nos postramos ante ÉL en el Sagrario.  Proyectemos a Jesús cuando nos postramos y unimos a ÉL en su Santo Sacrificio de la Misa.  Proyectemos a Jesús en el hogar, proyectemos a Jesús en la calle, al caminar y/o conducir un vehículo, proyectemos a Jesús cuando hablamos con otras personas sin diferencia ni de tiempo ni de lugar ni de circunstancia, proyectemos a Jesús en el estudio sin diferencia de edades ni diferencia de niveles académicos, proyectemos a Jesús en el trabajo, proyectemos a Jesús en el descanso, proyectemos a Jesús en las comidas y por el tipo de alimentación, proyectemos a Jesús en los negocios, en el comercio, proyectemos a Jesús en el uso del dinero sin dejarnos usar por el dinero: ni desperdicio ni avaricia…

¡Por amor a Dios!:  Digamos NO al materialismo filosófico y práctico de la sociedad falsamente católica de hoy.  ¡Por amor a Dios!:  Digamos SÍ a JESÚS como personas y fieles católicos de una sola cara, capaces de vivir el Amor en la Verdad. 

¡Por amor a Dios!:   ¡NO AL MUNDO, NO AL DEMONIO, NO A LA CARNE!,
¡NO A LAS DOCTRINAS MATERIALISTAS Y HEDONISTAS!

¡Por amor a Dios!:  ¡SÍ A JESÚS HOSTIA,  SÍ A MARÍA, SÍ A LA IGLESIA!,
¡SÍ A LA VERDAD Y A LA CRUZ!

¡Por favor!:  ¡Por amor a Dios!:  ¡SÍ A JESÚS HOSTIA!  ¡SÍ A JESÚS HOSTIA!  ¡SÍ A JESÚS HOSTIA!”

Hasta aquí lo del domingo anterior.  Y de acuerdo con las lecturas de hoy, así como teniendo en cuenta toda la realidad de cómo está viviendo en sí misma la Iglesia hoy de cara al futuro inmediato, lo que se está viviendo en Iglesia a nivel de la Jerarquía y del Clero, a nivel de la Vida Consagrada, a nivel de Seglares comprometidos, a nivel de los Fieles en general, de cómo está viviendo la Iglesia en medio del mundo del que no es parte pero en el cual debe instaurar el Reino de Cristo, voy a insistir:

¡Por amor a Dios!:   ¡NO AL MUNDO, NO AL DEMONIO, NO A LA CARNE!,
¡NO A LAS DOCTRINAS MATERIALISTAS Y HEDONISTAS!

¡Por amor a Dios!:  ¡SÍ A JESÚS HOSTIA,  SÍ A MARÍA, SÍ A LA IGLESIA!,
¡SÍ A LA VERDAD Y A LA CRUZ!

¿Y por qué insisto en lo anterior?  Porque la acción del “materialismo filosófico y práctico de la sociedad falsamente católica de hoy” ha sido tan fuerte que si con sinceridad y humildad examinamos el sentimiento, el pensamiento, la acción de la inmensa mayoría de la sociedad que se llama “católica”, nos daremos cuenta de que en realidad la fe viva en Jesús no se vive, y si más profundamente examinamos la vida de la Iglesia en relación con el Dogma, en relación con la Doctrina, nos daremos cuenta de la gran confusión y error en que se está viviendo, confusión y error que no se descubre a primera vista ni superficialmente, pero que en el fondo ha “asesinado” la verdadera vida cristiana, la verdadera vida espiritual, la verdadera vivencia de la Fe como experiencia viva y constante de Jesús.  Y menciono cinco comprobaciones de lo que acabo de afirmar:

Primera: No se vive la Santa Misa como debe ser, no se vive la Sagrada Eucaristía como debe ser en ninguno de sus aspectos. 

Segunda: No hay vida de oración verdadera, profunda, ni espíritu de adoración ni de humilde apertura a las mociones constantes del Espíritu del Señor en la inmensa mayoría de los católicos.

Tercera:  No hay un conocimiento serio de la Doctrina, no hay una correcta Catequesis.

Cuarta: Ni se conoce ni se vive la importante Moral Católica en su realidad objetiva como normas de vida  impresas por Dios mismo en el ser humano y en el mundo.

Quinta:  En la inmensa mayoría de los católicos no hay un verdadero compromiso por vivir la santidad como vivencia heroica de las Virtudes de la Fe, la Esperanza, la Caridad, no hay compromiso por fortalecer y extender íntima, pública y mundialmente el reino de Jesús.
Hermanos, como consecuencia de todo ello les exhorto a:

Primero:  Examínese cada uno en su relación, su amor y fidelidad a Jesús, y consecuentemente en su vida de oración y su fruto de cada Santa Misa en la que participa.

Segundo:  Examínese cada uno en qué manera proyecta su relación con Jesús a su vida familiar y a su trabajo, sea cual sea éste.

Tercero:  Examínese cada uno de qué manera cumple su compromiso de trabajar por el Reino de Jesús en la Iglesia y en el mundo.

Cuarto:  Tome cada uno una resolución presente, particular y eficaz sobre cada uno de los tres puntos anteriores.

Quinto:  Busque cada uno a su propio Confesor y comprométase seriamente ante él con el Señor en cumplir esas resoluciones, de acuerdo con las orientaciones que reciba del mismo Confesor.

De esa manera podremos disponernos a darle a Jesús Hostia lo que ÉL espera y merece de parte de cada uno, y comenzaremos a dar un verdadero testimonio eucarístico ante la Iglesia así como también ante la sociedad que eso es de lo que más necesita:  testimonio de Jesús Hostia claro, verdadero, constante, global, radical, universal, irrenunciable.

¡Por amor a Dios!:  ¡SÍ A JESÚS HOSTIA!,  ¡SÍ A MARÍA SMA.!, ¡SÍ A LA IGLESIA!, ¡SÍ A LA VERDAD Y A LA CRUZ!






DOMINGO 17° DESPUÉS
DE PENTECOSTÉS
20 de Septiembre de 2015
Epístola: Efesios 4:1-6;  Salmo 32:12,16;
Salmo 101:2; Evangelio:  San Mateo 22:34-46



Muy Queridos Hermanos todos en Cristo Jesús:

¿A qué hemos sido llamados?  Por el Bautismo hemos sido llamados a participar de la redención en Cristo, y por tanto hemos sido llamados a vivir en santidad.  No hemos sido llamados a vivir en la mediocridad lastimosamente común en nuestros pueblos de hoy día, mal formados no en la verdadera religión sino en una filosofía supuestamente humanista llamada “católica”, por la cual se contentan con decir que creen en Dios, cumplir, aparentemente, algunos preceptos y no cometer pecados contra el prójimo, sin importar el que mientras tanto sí se ofende, y gravemente, a ese mismo Dios en quien se dice creer.  Lo que en el fondo de todo esto se descubre es que en lo profundo del ser humano existe un amor equívoco, soberbio y egoísta a sí mismo.  No hay verdadero amor a Dios, y por tanto tampoco hay verdadero amor a sí mismo ni al prójimo como a uno mismo.  Y como consecuencia de ello no se experimenta humildad, mansedumbre, paciencia, unidad, paz ni en lo íntimo de cada ser humano ni en las relaciones interpersonales.

Lo anterior me lleva a confirmar muy fuertemente que con urgencia, con seriedad, con paz “diligente” y con compromiso de 24 horas al día y sin medir consecuencias debemos formarnos, renovarnos en la verdadera Doctrina de siempre, que debe ir íntimamente unida a la vivencia de la Sagrada Liturgia, muy especialmente la Santa Misa al menos dominical, incluso antes que cualquier compromiso familiar y/o social,  así como la Confesión frecuente y periódica, según la indicación del propio confesor para cada fiel penitente.

No nos contentemos con vivir una “filosofía materialista católica”… Vivamos la “Única Fe Católica”, vivencial, gozosa, hostificante, constante, comprometedora, valiente, proyectándola a toda forma de vida, a todo lugar, tiempo y circunstancia… ¡Por amor a Dios!: proyectándola consciente y constantemente a todo y a toda relación interpersonal.  ¡Por amor a Dios!: Proyectemos nuestra Fe viva en Cristo a todo y a todas las personas con quienes nos relacionemos, conocidos y desconocidos. ¡Por amor a Dios!: Vivamos la Fe, experiencia viva y perpetua de Jesús Hostia.  ¡Por amor a Dios!  Proyectemos a Jesús cuando nos postramos ante ÉL en el Sagrario.  Proyectemos a Jesús cuando nos postramos y unimos a ÉL en su Santo Sacrificio de la Misa.  Proyectemos a Jesús en el hogar, proyectemos a Jesús en la calle, al caminar y/o conducir un vehículo, proyectemos a Jesús cuando hablamos con otras personas sin diferencia ni de tiempo ni de lugar ni de circunstancia, proyectemos a Jesús en el estudio sin diferencia de edades ni diferencia de niveles académicos, proyectemos a Jesús en el trabajo, proyectemos a Jesús en el descanso, proyectemos a Jesús en las comidas y por el tipo de alimentación, proyectemos a Jesús en los negocios, en el comercio, proyectemos a Jesús en el uso del dinero sin dejarnos usar por el dinero: ni desperdicio ni avaricia…

¡Por amor a Dios!:  Digamos NO al materialismo filosófico y práctico de la sociedad falsamente católica de hoy.  ¡Por amor a Dios!:  Digamos SÍ a JESÚS como personas y fieles católicos de una sola cara, capaces de vivir el Amor en la Verdad. 

¡Por amor a Dios!:   ¡NO AL MUNDO, NO AL DEMONIO, NO A LA CARNE!,
¡NO A LAS DOCTRINAS MATERIALISTAS Y HEDONISTAS!

¡Por amor a Dios!:  ¡SÍ A JESÚS HOSTIA,  SÍ A MARÍA, SÍ A LA IGLESIA!,
¡SÍ A LA VERDAD Y A LA CRUZ!

¡Por favor!:  ¡Por amor a Dios!:  ¡SÍ A JESÚS HOSTIA!  ¡SÍ A JESÚS HOSTIA!  ¡SÍ A JESÚS HOSTIA!


Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.