PRIMER DOMINGO DE CUARESMA
22 de Febrero de 2015
II Corintios 6: 1-10; Salmo 90:11-12;
Salmo 90:1-7, 11-16;
San Mateo 4:1-11
Muy queridos hermanos en el Señor:
¿Qué nos
presenta el Señor en este primer Domingo de Cuaresma?: Nos presenta la realidad que vivimos, pero
que es una realidad sumamente compleja, una realidad en la cual somos nosotros
por así decirlo objeto de muchas pruebas, y de muchas tentaciones; si hay
alguien que dijera que nunca tiene tentaciones sería un soberbio que se estaría
engañando a sí mismo y a quienes le crean, porque no hay ningún ser humano que
no tenga tentaciones.
Pero veamos
ahora el caso concreto de Cristo Nuestro Señor, ¿por qué tuvo tentaciones
Cristo Nuestro Señor?, ¿porque Él era tan pecador como cualquier ser
humano? ¡Por supuesto que no!, todos
los seres humanos estamos enfrentados a la tentación porque el pecado original
nos hirió y con él venimos todos cuando nacemos y esa herida nos ha debilitado
y por tanto nos viene constantemente la tentación. Pero Cristo Nuestro Señor es Dios, es
impecable, Él no puede pecar, y por tanto ¿cómo se le presentó la tentación?,
este hecho ya, este sólo hecho, es una prueba fehaciente sobre la existencia
real del demonio, a Cristo la tentación no le pudo llegar de sí mismo, otro
tuvo que presentarle la tentación. Y
quiero insistir en esta realidad, queridos hermanos, ¿por qué? Porque hoy día en el mundo materialista y
ateo, en medio del cual estamos viviendo se niega la existencia del demonio,
como se niegan todas las realidades sobrenaturales, todo lo que es sobrenatural
se niega hoy día, muchas veces incluso se presenta a Cristo Nuestro Señor, como
si fuera solamente una representación
filosófica del bien, en contra de otra representación filosófica del mal, que
en ese caso sería el demonio, precisamente, y no son representaciones filosóficas.
Cristo es verdaderamente Persona, es la segunda Persona de la Santísima
Trinidad que en el Seno de María Santísima toma nuestra naturaleza sin dejar de ser Dios, se hace Hombre, es
Persona; y el demonio creado por Dios en un primer momento como Ángel pero que
después se revela contra Dios y por eso pasa a ser el demonio y es espíritu
pero es persona y es real, y eso es importante hoy, queridos hermanos, que
reafirmemos también la existencia del demonio como realidad personal,
ciertamente espiritual, no corporal, no tiene rabo, ni alas, como lo pintan,
porque es espíritu, pero es real y es tan real, queridos hermanos, que muchas
veces podríamos llegar a experimentar su presencia; yo como Sacerdote lo he
experimentado en algunos casos en los que he tenido que hacer el exorcismo, por
supuesto con la delegación correspondiente del Obispo que me ha delegado, he
hecho algunos exorcismos, y en algunos otras situaciones sacramentales, he experimentado
la presencia del demonio que ha atacado a fieles a quienes estoy atendiendo en
otros sacramentos los ha atacado el demonio, tratando de dañarlos, pero ahí ha
venido la protección de Dios sobre esas personas, porque como nos lo insiste
también precisamente la Liturgia de hoy en el Tracto, por ejemplo que acabo de
leer en latín, ahí se insiste muchísimo en que Dios nos protege, que Dios nos
auxilia.
Pero queridos
hermanos ahí viene entonces otra realidad:
Si Dios nos auxilia contra los ataques del demonio, eso no quiere decir
que podamos nosotros tranquilizarnos y dejarnos también engañar por otra
mentira que hoy día abunda en el mundo… ¿cuál es esa mentira?, Cristo ya murió
por nosotros en la Cruz, ya estamos salvados, ya podemos tener la vida que
queramos, podemos darnos todos los lujos y todos los placeres, y todos los
gustos que queramos, podemos vivir a nuestro capricho, porque al fin y al cabo como Cristo ya nos salvó, y
Dios es infinitamente misericordioso, ya nadie se va a condenar, y eso está muy
unido a otra mentira que hoy día también abunda, la mentira de que el infierno
no existe. Queridos hermanos, el demonio
sí existe, es real, es personal, y el infierno existe, es una realidad
espiritual, como es una realidad espiritual también el Purgatorio, como es una
realidad espiritual el Cielo. Queridos
hermanos, no podemos dejarnos engañar por todo esto, la vida del cristiano
sobre la tierra, no es una vida de placeres, y algo en lo que hoy día insisten
mucho: alégrense, vivan alegres, vivan contentos, ya Cristo nos salvó y Dios es
infinitamente misericordioso, ya no es necesario hacer ningún esfuerzo.
¿Por qué
Cristo Nuestro Señor se sometió a las tentaciones?, porque Cristo Nuestro
Señor, pudo haberle dicho al demonio: vete de aquí, desde el principio, desde
el primer momento que se le presentó pidiéndole que convirtiera las piedras en
pan, Cristo le hubiera dicho vete de aquí, pero Cristo le hizo frente a las
tentaciones para enseñarnos que nosotros también tenemos que hacerle frente al
demonio cuando él nos tienta.
Ciertamente
queridos hermanos, la tentación no se nos va a presentar a nosotros como algo
feo a nuestra vista, sino que el demonio muy astuto va a actuar a través de lo
que podríamos llamar sus instrumentos:
El mundo, con todos sus vicios, con todos sus placeres, la carne; el mundo, el demonio y la carne, son los tres
enemigos del ser humano, el demonio es nuestro enemigo y el mundo,
placeres, vicios, egoísmo, materialismo, relativismo; y la carne, ¿qué
significa la carne? ¿Es acaso la carne
que se consume como alimento?, no, cuando decimos que la carne es enemiga del
ser humano, nos estamos refiriendo a las pasiones desbocadas del ser humano, ¿pasiones
cómo cuáles?, pasiones como la soberbia, lo que podríamos llamar el orgullo, el
orgullo es necesario en el ser humano, porque una persona que no tiene cierto
grado de orgullo, le va a pasar lo que
le está pasando hoy día a muchísimos en el mundo, especialmente en nuestros
países de Latinoamérica: tienen una
estima bajísima de sí mismos y llegan entonces a creer que no son
capaces de nada y viven en la miseria, por propio descuido, viven como
vagabundos pidiendo limosna cuando perfectamente podrían poner en ejercicio sus
cualidades, sus aptitudes, y trabajar y ver por su propia vida, tienen una
autoestima bajísima, y eso también es pecado, es tener un orgullo totalmente
por tierra; como lo contrario, el orgullo que se sube demasiado, entonces llega a ser la soberbia que se creen
omnipotentes y es otra tentación, y es la que el demonio trató de ponerle
al Señor cuando le subió a un monte y le mostró todos los reinos del mundo, “si
te postras delante de mí y me adoras, te daré todo el mundo”; y es lo que le sucede
a muchos que permiten que la soberbia se les suba a la cabeza y entonces es el
afán de poder, poder a través de las armas, poder a través del dinero, poder a
través de la política mal orientada, convertida en politiquería; queridos
hermanos no podemos continuar dejándonos llevar por las tentaciones, tenemos
que hacerle frente a las tentaciones.
Otra tentación
muy común: La indiferencia y la ignorancia religiosas, lo
que dije hace un momento de la soberbia y el materialismo igual que esto de la indiferencia
y la ignorancia religiosa, ya lo había comentado un poquito el Miércoles de Ceniza
recién pasado, y lo vuelvo a mencionar con toda la fuerza del caso porque es
algo que hoy día está matando la vida cristiana en todo el mundo, pero especialmente
en nuestros Países de Latino América; en Costa Rica hace unos cuantos lustros
se decía que Costa Rica tenía el más bajo analfabetismo, si en ese tiempo se
decía que en Costa Rica había un 3% de analfabetismo, yo me atrevería a decir
que en Costa Rica hay un 75% de analfabetismo, muchos costarricenses saben
leer, pero no saben leer, saben la técnica pero no saben entender lo que
leen, escuchan pero no entienden lo que escuchan, es un analfabetismo sobre todo intelectual,
no es un analfabetismo mecánico, es intelectual, moral y espiritual, y muchos
costarricenses no hacen el esfuerzo necesario para salir de ese analfabetismo
espiritual, de ese analfabetismo religioso, y convierten esa indiferencia
religiosa, incluso muchas veces hasta en chiste, cuando se les habla del demonio,
se ríen, cuando se les habla del infierno se ríen, creen que uno les está
hablando en chiste.
Es necesario,
hermanos, contemplar a Cristo en el desierto siendo tentado por el demonio, ¿para
qué?, para reconocer que también nosotros
somos tentados por el demonio, que también nosotros somos tentados por nuestras
pasiones que muchas veces tienden a desbocarse, como la soberbia, la pasión de la reproducción, el ser humano
tiende a reproducirse, y es una pasión que Dios mismo pone en el ser humano,
porque si el ser humano no se reproduce, el género humano desaparecería, pero
esa pasión de la reproducción tiene que ser dominada, tiene que ser
correctamente orientada, no realizada fuera del matrimonio, no realizada en la
calle, no con cualquiera, no realizada en concubinato, no realizada en
fornicación, no realizada en adulterio, sino en la santidad del matrimonio, es
el único lugar donde se debe realizar la pasión de la reproducción y tampoco
dentro del matrimonio de cualquier manera, la pasión sexual no se puede
realizar ni siquiera dentro del matrimonio con las orientaciones de un mundo
pagano, de un mundo materialista, de un mundo dominado precisamente por el demonio,
la pasión sexual dentro del matrimonio tiene que ser en santidad, en
pureza. Hermanos tenemos que formarnos
correctamente, tenemos que salir de esa ignorancia religiosa.
Hay otra
pasión, la pasión de la alimentación, pero si esta pasión de la alimentación se
desboca algunos pueden caer incluso en la bulimia, en la anorexia, o por el
contrario, caerán en la gula, son los extremos los que nos llevan al pecado,
hay que alimentarse, una persona que no se alimenta correctamente, peca contra
el quinto mandamiento, pero una persona que come exageradamente peca también contra
el quinto mandamiento.
Tenemos que
conocer nuestras propias pasiones para orientarlas correctamente, y tenemos que
saber que el demonio está a nuestro alrededor intentando poner tentaciones a
cada rato, por eso el apóstol Pedro dirá en una de sus cartas en la Sagrada
Escritura: “El demonio como león rugiente
os rodea para devoraros” (cf. I Pedro 5:8),
tenemos que estar muy atentos, vigilantes; el mismo Jesús en otro lugar del Evangelio
nos dice: “Estad atentos y vigilad,
porque la carne es flaca” (cf. Mateo 26:41), la carne es débil y si nos
descuidamos , si descuidamos la oración personal diaria, si descuidamos la
frecuencia de la Santa Misa, el Sacrificio de Cristo, y si pretendemos
continuar asistiendo a Misas que se celebran como si fueran un banquete, vamos
a continuar debilitándonos, si queremos fortalecernos tenemos que asistir
solamente a las Misas que se celebran como Sacrificio de Cristo, y si queremos
verdaderamente fortalecernos, no debemos participar en misas donde el Sacerdote
pretende ocupar el lugar de la presidencia de la asamblea, la Santa Misa no es
ninguna asamblea presidida por el Sacerdote, la Santa Misa es el acto de Cristo
y es Cristo quien preside su Sacrificio propio, in Persona Christi a través del
Sacerdote, no busquemos misas que sean banquetes, no busquemos misas que sean presididas
por un Sacerdote, busquemos Misas en las cuales el Sacerdote In Persona
Christi, permite que sea Cristo quien celebra el Sacrificio.
Queridos
hermanos el demonio actúa a través del mundo, y ese mundo pagano, ese mundo
dominado por Satanás se ha infiltrado en la Iglesia cambiando la Liturgia por
actos puramente humanos y es una tentación que tienen todos los cristianos hoy
día. Tenemos que salir de la ignorancia
litúrgica, de la ignorancia religiosa, de la ignorancia moral, de la ignorancia
teológica, y tenemos que meternos en el Misterio de Dios, con humildad, pero
también con valentía, haciéndole frente a las tentaciones, haciéndole frente al
demonio, yo estoy sumarísimo de que el demonio en este momento está aquí, muy
cerca, y está furioso, especialmente en contra mía, pero no me puede hacer
nada, porque estoy actuando in persona Christi.
¡Padre! ¡qué miedo mencionar al demonio!, es otra tentación, el demonio
es muy astuto, a unos los engaña haciéndoles creer que no existe, a otros les
engaña haciéndoles creer que tiene un
inmenso poder... ¡Sólo Dios es Omnipotente!
No nos dejemos
engañar por los criterios del mundo, vivamos los criterios de Cristo que podemos
sintetizar en una sola palabra, Cruz, en la Cruz encontraremos los verdaderos
criterios de Cristo. Esta vida del ser
humano, esta vida en esta tierra es cruz, quien pretenda vivir en esta tierra
sin cruz, se está condenando a sí mismo, quien acepte vivir la vida cristiana
como cruz se salvará, pero una cruz unida a la Cruz de Cristo nuestro
Señor.
Por eso
queridos hermanos que esta Cuaresma que hoy comenzamos sea un esfuerzo
verdadero por renovar, por convertir nuestra vida. Muchas veces oímos hablar del término conversión,
y lo vemos solamente como apartarnos del pecado que reina en el mundo, pero una
verdadera conversión, además de apartarse del pecado que reina en el mundo,
conlleva también apartarse de las filosofías y de los criterios del mundo,
apartarse de las falsas teologías, apartarse de los falsos credos, solamente en
la Iglesia Católica hay salvación, fuera de la Iglesia Católica no hay
salvación, si los judíos no se convierten no se salvan, si los musulmanes no se
convierten a Cristo no se salvan, si los hindúes no se convierten a Cristo no
se salvan, y si los católicos no se convierten al verdadero catolicismo, si los
católicos no abandonan ese falso catolicismo, si los católicos no abandonan las
supuestas teologías, especialmente la teología de la liberación, la masonería y
un cristianismo de acuerdo con todo lo que hay en el mundo y no comienzan a
vivir el catolicismo de la Cruz no se salvan, no por el mero hecho de llamarnos
católicos estamos salvados, el católico tiene que vivir la Cruz de Cristo,
tiene que enfrentar la realidad del mundo, tiene que enfrentar la realidad del demonio,
tiene que enfrentar la realidad de sus propias pasiones para poder salvarse.
Que en esta
Eucaristía por tanto, queridos hermanos, el Señor nos conceda a todos el poder
vivir en su Cruz, para poder recibir de Él y sólo de Él, la sabiduría que
necesitamos, la prudencia que necesitamos, la fortaleza que necesitamos, la constancia que necesitamos, para vivir según la Santísima Voluntad de Dios
en los criterios de Cristo, así podremos implantar el Reino de Cristo en el
tiempo para la eternidad. Así sea.
Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.