Sólo en Cristo hay comunión eclesial

DOMINGO 5° DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

Lectura:  I San Pedro 3:8-15; Salmo 83:10,9;
Salmo 20:1;  Evangelio:  San Mateo 5:20-24

Noveno día de la Novena a los Santos Apóstoles
San Pedro y San Pablo

Por la conversión y santificación de la Iglesia

28 de Junio de 2015

Muy queridos Hermanos todos en Cristo Jesús:

Comencemos hoy por insistir en algo que ningún Católico debe ignorar ni olvidar nunca, y nos lo recuerda el Apóstol San Pedro al inicio de la Lectura:  “Unánimes en la oración”  (I San Pedro 3:8).  Sí hermanos, sólo quien es verdaderamente persona de oración diaria y constante es capaz de comprender vivencialmente más que intelectualmente los Misterios de Dios, los Misterios de la Salvación.

Y dentro de todo ese Misterio de Salvación se da un aspecto del que ya hemos hablado, y debo insistir hoy muy concretamente: la Justicia, que no es la simple justicia humana que es equitativa distribución de los bienes, sino que en su sentido más profundo, bíblico y teológico Justicia es equivalente a santidad de vida.  Y es a eso a lo que se refieren tanto San Pedro y el Señor mismo en las lecturas de hoy.

Pero como parte de esa santidad hacia la cual debemos esforzarnos todos está el trato, la relación constante que tenemos con el prójimo.  Y es en esto en lo que debemos volver a señalar un defecto, que llega a ser pecado muy directamente en nuestro pueblo: el individualismo y egoísmo, acompañados de una muy fuerte falta de compromiso, que se ve en una inmensa cantidad de católicos. 

Y debemos preguntarnos cuáles puedes ser las causas de ello, porque mientras no se conozca la causa, será muy difícil solucionar el problema.
Y analizando todo esto en oración, y a la luz de la Palabra de Dios, puedo decir lo siguiente:  Una de las causas, quizá muy importante y profunda, es el concepto engañoso que se ha propagado sobre la Iglesia como “Pueblo de Dios”.  Y es un concepto que siendo cierto, reconocemos que lo es, Israel lo vivió desde el Antiguo Testamento, pero aplicado a la Iglesia tiene cierto grado de relativismo. Y ello será fácil de comprender si se tiene en cuenta que un pueblo está conformado por muchos individuos, que viven en cierta extensión de territorio los unos al lado de otros y hasta ahí, pero que muy difícilmente se conocen entre sí y ni se interesan los unos por los otros, imposible que uno “viva en otro”.

Y veamos lo que realiza Jesús ya en el Nuevo Testamento, no sólo lo dice sino que lo realiza: establece la Iglesia ya no como un “Pueblo”, sino como su “Cuerpo”… Así se lo pide al Padre Celestial en su Oración Sacerdotal:  “Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno…”  (San Juan 17:23)  Todos sabemos que en un cuerpo todas las células están íntimamente unidas entre sí:  si me ocasiono una herida en el dedo, todo mi cuerpo se estremece, si me duele la cabeza, todo mi cuerpo se indispone, y donde está la cabeza necesariamente está todo el cuerpo, y donde están los pies está todo el cuerpo, si cada miembro del cuerpo tiene salud, todo el cuerpo está sano, si se enferma un miembro, todo el cuerpo se afecta… En el cuerpo se da ese “ser uno” al que se refiere Jesús.  De manera que por mucho tiempo en el Magisterio de la Iglesia se profundizó en la doctrina preciosa y absolutamente necesaria del Cuerpo Místico de Cristo.  Eso es en verdad la Iglesia, y sólo si volvemos a vivir así, no como “pueblo” sino como “Cuerpo Místico de Cristo”, llegaremos a la santidad plena.

Y ¿cómo llegar a ello?  La única forma es viviendo en Cristo.  Y para vivir en Cristo debemos sumergirnos en ÉL, recibiéndole frecuentemente en la Sagrada Comunión y viviendo realmente su Santo Sacrificio, para dejarnos transformar en Cristo, y así ser capaces de dar el fruto tan anhelado por Jesús mismo:  si vivimos unidos a ÉL viviremos unidos también con todos y cada uno de los que se unen a ÉL, y viviremos entonces como “Miembros de su Cuerpo”, no como simples ciudadanos de un pueblo…
Y la consecuencia, el fruto lógico de ello es que amando primeramente a Cristo, necesariamente amaremos con sinceridad y entrega a los hermanos, Miembros como nosotros del único Cuerpo de Cristo.  Se termina así el individualismo, el egoísmo, la falta de compromiso.  Habrá comprensión, interés por el bien integral de todos y cada uno de los hermanos en la fe, y especialmente interés sincero, esfuerzo sincero y constante no sólo por el bien temporal, sino sobre todo por la conversión y la santificación de todos y cada uno de los Miembros del Cuerpo Místico, por la santidad de toda la Iglesia.

Consecuentemente, dejemos de ser “pueblo de individuos”… seamos Miembros del Cuerpo Místico de Cristo, interesados por que ÉL reine en el corazón de todos y cada uno, en la Iglesia, en el mundo.  Así sea.


Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.

Por la fe activa de María Santísima somos parte del plan salvífico de Dios

SÁBADO DE NUESTRA SEÑORA DEL FIAT


27 de Junio de 2015
Octavo día de la Novena a los Santos Apóstoles
San Pedro y San Pablo
Por la conversión y santificación de la Iglesia

“Bienaventurados más bien los que escuchan la Palabra de Dios, y la practican”  (San Lucas 11:28).  Esto dijo Jesús, refiriéndose a la fidelidad de la Santísima Virgen María.  Y ciertamente que María Santísima escuchó a Dios y practicó su Voluntad, aún en la oscura luminosidad de la Fe que Ella experimentó.  Escudriñar la Voluntad de Dios:   es una expresión, que salida de la boca de Jesús, nos da a entender que el Señor quiere que oremos no sólo para pedir sino especialmente para descubrir la Voluntad de Dios.  No debemos pedir a Dios lo que nosotros queremos, debemos descubrir lo que ÉL quiere de nosotros. 

De esa manera seremos parte viva del Misterio Salvífico de Dios,  en el cual experimentaremos que dependemos de Dios y en esa dependencia debemos hacer lo que Dios quiere, anhelar lo que El quiere;  pero conociendo y usando los dones y aptitudes que ÉL mismo nos ha dado, para hacerlos fructificar.  No daremos fruto si no vivimos en Cristo, sólo si vivimos en Cristo seremos capaces de dar fruto.

No podemos ser parásitos, indolentes.  Como María Santísima seamos humildes orando, diligentes formándonos y trabajando, y sólo así, por la puerta estrecha, entraremos en la Gloria. A imitación y en compañía de Nuestra Señora del Fiat, que el Señor nos hostifique a todos.

Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.

Dios es Creador nosotros creaturas



VIERNES DEL SAGRADO CORAZÓN
26 de Junio de 2015

Séptimo Día en la Novena de los Santos Apóstoles
San Pedro y San Pablo
Por la renovación de la Santa Iglesia

Seguimos adorando al Señor pidiendo la Gracia de que la Iglesia se renueve como Cuerpo Místico de Cristo.

Considero que tenemos que analizar e insistir primero ante nosotros mismos y luego ante los demás sobre algo grave e importante que está sucediendo:  hay personas que son muy fieles que con sinceridad han tratado de entregarse de lleno, algunas de las cuales incluso practican en parte nuestra espiritualidad eucarística, y sin embargo viven envueltas por la corriente que yo respetuosamente llamaría equivocadamente “humanistoide”  ya que le está dando  más importancia al ser humano defendiendo la familia y la vida sólo desde un punto de vista puramente humano y social.  Ciertamente hay que defender la vida, hay que defender y promover la familia, pero debemos tener presente que sólo Dios da la vida, sólo Dios lleva a la vida eterna, debemos tener en cuenta que Dios es quien instituyó la familia, ésta no es un simple acuerdo y contrato humano, es de institución divina y por tanto debe orientarse según la Ley de Dios y en primer lugar para la Gloria de Dios.

Por todo lo anterior,  Cristo,  que es el único “Camino, Verdad y Vida”,  (cf. San Juan 14:6) debe ocupar el centro de toda vida humana,  Cristo debe ocupar el centro de toda familia, Cristo debe ocupar el centro de todo el universo, pero hoy día no se habla de Cristo, o bien se manipula a Cristo, se presenta una imagen equívoca, falsa de Cristo, se blasfema contra Cristo, se rechaza a Cristo, o se niega la necesidad de Cristo en toda vida humana, haciendo creer que cualquiera puede llegar a Dios de cualquier manera, practicando cualquier creencia falsamente religiosa.  En todo caso se le pretende tener y presentar como un mago al cual se acude cuando se está en problemas.

Cristo es el Señor, Salvador y Juez, Señor de la Vida, Señor de la Familia,  Cristo ha de ser su centro.  Pero insisto:  por centrarse en el ser humano se olvida a Cristo, o con deficiente formación religiosa se prefiere hablar sólo de Dios, con un lenguaje muy confuso,  pero no hay experiencia de Cristo, se está lejos de promover su reinado.  Por eso necesitamos nosotros, necesita toda la Iglesia volver la mirada a Cristo que continuamente se sacrifica en el Altar y permanece en la Eucaristía.  El Señor les lleve a todos a “Ser Eucaristía”.


Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.

Cómo llegar a vivir en Cristo

JUEVES EUCARÍSTICO
Sexto día de la Novena a los Santos Apóstoles
San Pedro y San Pablo en oración por la
conversión y santificación de la Iglesia.

25 de Junio 2015


Como sabemos los Jueves son días especialmente dedicados a Nuestro Señor Jesucristo en la Sagrada Eucaristía, y considero que en estos momentos que vivimos debe ser un día para pedir perdón a Jesús Sacramentado.  Porque debemos reconocer que a Jesús realmente no se le conoce ni se le da la adoración y el amor que sólo ÉL merece:  ÉL ES QUIEN ES, Dios y Hombre.  Pero sigue siendo manipulado,  olvidado, despreciado, profanado sacrílegamente,  puesto  en el Sagrario a un lado en los templos y en el corazón de los católicos.

¡Es tan fuerte la ceguera y la sordera de la inmensa mayoría de los católicos!  Y por eso yo siento que no han llegado a entender lo que verdaderamente es adorar y desagraviar a Jesús Hostia porque no se ha entendido la expresión profunda, grandiosa, sublime, misteriosa pero clara de Jesús “Quien come mi carne y bebe mi sangre mora en mí y yo en él” (San Juan 6:56).  Con esta expresión vivísima Jesús nos transmite la plenitud de Dios, pero si no se vive en gracia ni se hace el esfuerzo no se llegará a comprender en lo puramente humano y mucho menos en lo espiritual.  Porque esta expresión no es para entenderla con la inteligencia humana y teórica sino que se debe experimentar con sabiduría divina que no se fundamenta en el afecto, sino que debe vivirse en y desde la Fe, aún en medio de las sequedades que pueden presentarse en la vida espiritual de cualquier cristiano.  La expresión “Quien come mi carne y bebe mi sangre” no es filosofía, es vida en plenitud, y quien vive así, plenamente en Jesús, experimentará la alegría y la necesidad de participar aun diariamente en la Santa Misa, y experimentará que su crecimiento como cristiano es continuo y dará el fruto que el Señor espera de él…  Quien no viva esta experiencia eucarística, hostificante,  no es digno de llamarse ni cristiano ni discípulo de Cristo.  Pero quien la viva con humildad, con fortaleza, con constancia, podrá experimentar lo que es “vivir en Cristo”. 
Lo demás viene por añadidura.


Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.

San Juan Bautista el Precursor

Solemnidad del Nacimiento 
de San Juan Bautista:
 
San Juan Bautista
Como lo expresó la Santísima Virgen María cuando visitó a su Prima Santa Isabel con Juan todavía en su seno, “Proclama mi alma la grandeza del Señor”:  ¡Sí!  Porque si vivimos una verdadera y profunda vida en Cristo podremos experimentar y comprobar las maravillas que el Espíritu del Señor realiza en nosotros y en el Cuerpo de la Iglesia.  Aunque la situación del mundo y de la Iglesia es crítica, veremos las maravillas del Señor, en cambio el mundo y la Iglesia infiltrada por él están dormidos, ciegos, sordos, mudos, no son capaces de descubrir ni experimentar nada.

Debemos entonces vivir lo que vivió Juan bautista: rechazó enérgicamente, se apartó del mundo y preparó la venida del Señor.  No podemos pretender quitar lo inmundo del mundo, pero sí podemos limpiar nuestro propio cuerpo que es la Iglesia, denunciando la corrupción, el pecado, pero sin centrarnos en la denuncia, sino más bien hemos de transformarnos en Cristo y así ser capaces de anunciar a Cristo Jesús.  Juan Bautista preparó el camino del Señor.  Pero el Señor ya está como centro real de la Iglesia, y así lo anunció, lo implantó San Pablo.  A nosotros nos toca implantar a Jesús Hostia, implantar con toda la fuerza el Reino de Jesús Hostia.  Hemos de unir la misión de Juan con la de Pablo: denunciar y anunciar, destruir y edificar, como le mandó Dios al Profeta Jeremías.  Los dos, Juan y Pablo, sumisos al verdadero Pedro, y por tanto al Depósito de la Fe, viviendo Doctrina y Liturgia.  Y… ¡que la Iglesia vuelva así a ser el Cuerpo Místico de Cristo!

Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.



San Pablo encarcelado en Roma




El sufrimiento, medio para fortalecerse y ser testigo de Jesús

DOMINGO 4° DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
21 de Junio de 2015
Epístola: Romanos 8:18-23;  Salmo 78:9-10;
Salmo 9:5,10; Evangelio:  San Lucas 5:1-11

Muy Queridos Hermanos  en Cristo Jesús:

El Domingo anterior la Palabra del Señor nos recordaba una realidad que no se puede olvidar y que debe tenerse muy presente siempre, sin darle la importancia que no tiene pero repito sin olvidarla ni negarla porque ciertamente es una realidad.  Me refiero al principal enemigo del ser humano, que evidentemente es el demonio, a cuya actividad nos referíamos y hemos de volver a hacerlo cuando sea voluntad del Señor.

Y hoy nos insiste el Apóstol San Pablo sobre otros aspectos de la vida del cristiano en estos momentos, cuando nos dice: 

“Tengo por cierto  que los padecimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que ha de manifestarse en nosotros” (Romanos 8:18). 

Primeramente se refiere el Apóstol a otro de los enemigos del ser humano:  los padecimientos del tiempo presente, o sea la experiencia que todo ser humano tiene de las consecuencias del pecado, tanto el pecado original que todos heredamos como de todos y cada uno de los pecados, graves y/o veniales, que cometemos durante nuestra vida mortal.

¿Cómo enfrentamos esas consecuencias?  ¿Las enfrentamos con angustia, o con desesperación, o con cólera, o desconfiando de la salvación?  ¿Nos llevan así a enfrentarnos soberbiamente a Dios?  ¿Y a ser violentos con el prójimo? En esos casos esas consecuencias nos servirían para mayor castigo…

¿O las enfrentamos con paciencia, con humildad, con prudencia, con sabiduría, con confianza en la Justicia y la Misericordia del Señor?  ¿Y como fruto de ello ofrecemos esos sufrimientos en unión con la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo para nuestra propia purificación y del prójimo?  ¿Nos sirven entonces para vivir en una continua relación de humildad, de dependencia, de adoración, de agradecimiento y de compromiso con Dios?  ¿Y somos así apóstoles de la Justicia y la Misericordia Divinas.

Lo anterior, queridos hermanos, nos pone frente a otro de los aspectos importantes señalados por el Apóstol, cuando se refiere a que esos padecimientos no son nada en comparación con la Gloria venidera:  toda esa experiencia de Justicia y Misericordia Divinas nos enfrenta a la trascendencia de nuestras vidas, estamos llamados a participar del Reino Eterno de Dios Uno y Trino.  Los padecimientos no deben ser ocasión de perdición sino de salvación.  Por eso hemos de recordar aquellas fuertes y sublimes palabras de Jesús mismo: 

“En verdad, en verdad, os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará; vosotros os entristeceréis, pero vuestra tristeza se volverá en gozo… Vosotros, pues, ahora tenéis tristeza; pero de nuevo os veré, y se alegrará vuestro corazón, y nadie será capaz de quitaros vuestra alegría.”  (San Juan 16:20 y 22). 

El verdadero cristiano, discípulo de Cristo, sabe, está seguro de lo que le espera, dependiendo de su fidelidad y correspondencia a Cristo Nuestro Señor, y practicando la virtud de la Esperanza vive con auténtica y sincera responsabilidad.

Y un tercer aspecto que nos señala el Apóstol:  ¿a quién se refiere todo lo anterior?  ¿A toda la humanidad?  ¿O a algún grupo indeterminado de personas?  ¿O a todos los cristianos, sin importar la forma en que están viviendo?  Ciertamente que no, hermanos… Se refiere concretamente a nosotros, los que hacemos el esfuerzo no sólo por vivir en gracia, sino que nos esforzamos por imitar y acompañar a Nuestra Señora del Fiat, descubriendo y cumpliendo constantemente la Voluntad Santísima del Señor.  Y mucho más concretamente a nosotros, que viviendo el esfuerzo de ser fieles a la Tradición de la Iglesia, hemos aceptado algo más profundo y, aunque comprometedor, precioso, transformante, santificador, sublime…: nuestra vocación a ser “Fieles Hostia”…

¿Por qué me refiero a nuestra vocación a la “hostificación”?  Precisamente por aquello a lo que se refiere el Evangelio que también escuchábamos hace un momento, a través del cual, primeramente a los Apóstoles, pero también ahora en este momento a nosotros, nos llama a vivir la experiencia de todo un proceso de transformación:  en un primer momento, el Señor nos deja que descubramos como los Apóstoles que por nosotros solos no somos capaces de ningún fruto ni de santidad ni de “pesca”...  Debemos postrarnos consciente y humildemente ante el señor:  de pronto toda la vida hemos pretendido ser buenos, ser perfectos, tener siempre nosotros la razón en todo y que los demás nos vean así. Y sólo cuando comenzamos a adorar
“en espíritu y en verdad” (cf. San Juan 4:23),
con todo nuestro ser, seremos capaces de ver y proclamar, como María Santísima, (Cf. San Lucas 1:46-49) las maravillas que hace el Señor en nosotros y a través nuestro en el prójimo, en la sociedad, en el mundo creado, un fruto, unas maravillas que sobrepasan nuestras capacidades individuales y nos impulsan a vivir y trabajar en verdadero espíritu de Iglesia, colaborando con la Jerarquía fiel no tanto en acciones de beneficencia social y temporalistas, sino muy concretamente en el establecimiento del Reino de Jesucristo en las personas, en las familias, en las instituciones eclesiásticas, en las instituciones gubenamentales y civiles, en las industrias y comercios, en la agricultura, en los organismos nacionales e internacionales, en la cultura y educación, en el deporte…

¿Por qué lo que acabo de decir e insistir?  Porque el Señor también a nosotros nos llama a dejar todo apego a cosas, a personas, a nuestro propio egoísmo y supuesta seguridad, para que olvidándonos de superficialidades, de tibiezas, de temores, de proyectos pasajeros y materialistas, aunque buenos, podamos también escuchar al Señor que nos dice de una manera apremiante, penetrante, impulsora:

“De hoy en adelante serás pescador de hombres”  (San Lucas 5:10),

dándonos a entender que hemos de vivir en Jesús, que hemos de implantar a Jesús en todos los ambientes, en todas las circunstancias, en todas las actividades, en toda la vida de la Iglesia, de la sociedad, del mundo, sin importarnos lo que pase o lo que digan, ya que lo material, lo temporal, pasarán, en cambio el reino de Dios Uno y Trino es y será por toda la eternidad.  ¡Gloria a Dios Uno y Trino en el tiempo y la eternidad!  ¡Gloria a Dios Uno y Trino en el espacio y el universo!  ¡Gloria al Dios que es Justo!  ¡Gloria al Dios que es Misericordia!   ¡Gloria al Dios que es Infinito!  ¡Gloria al Dios que es Santo, Santo, Santo!  Gloria al Dios que siendo Uno, es Comunión!  ¡Gloria al Dios que siendo Hostia, es Rey!  ¡Gloria al Dios que estando prisionero en nuestros Sagrarios, es Camino, Verdad y Vida!  ¡Gloria al Dios que siendo Víctima en la Cruz, nos da la Victoria definitiva y Eterna!


Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.

Ser en Cristo

DOMINGO 3° DESPUÉS DE PENTECOSTÉS


14 de Junio de 2015
Epístola: I Pedro 5:6-11;  Salmo 54:23,17,19;
Salmo 7:2;  Evangelio:  San Lucas 15: 1-10

Muy Queridos hermanos en Cristo Jesús: 

Podríamos en este momento decir que esta liturgia de este III domingo después de Pentecostés, es sumamente importante para la Iglesia y para toda la sociedad, para todo el mundo.

En la vida de los católicos  se ha ido infiltrando:  La soberbia, que hace creer al ser humano que no necesita de Dios, la soberbia que le hace creer al ser humano que Dios no es necesario, que Dios está muy lejos del ser humano, incluso muchas veces hace creer que Dios no se interesa por el ser humano, ¿por qué?, porque el ser humano cegado por la soberbia, se interesa sólo por lo material, por lo temporal, olvidándose de la vida trascendente, olvidándose del Reino Eterno. 

Escuchemos lo que nos decía hace un momento el apóstol Pedro en su primera carta:  “Sed sobrios y vigilad, que vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda rondando y buscando a quien devorar, al cual resistiréis firmes en la fe, considerando que los mismos padecimientos soportan vuestros hermanos dispersos por el mundo.” (I Pedro  5:8-9).  Hermanos, hoy día ese ser humano que cree poder más que Dios,  que cree saber más que Dios, que cree no necesitar de Dios, que cree que Dios no se interesa por él; en realidad está engañado y está ciego ante toda la realidad humana, está ciego ante toda la realidad sobrenatural.  Hermanos, ¿qué significa la palabra sobrenatural?  Muchas veces nos encontramos con personas y con grupos de personas que confunden lo sobrenatural con algo extraordinario, con algo que se da muy de vez en cuando y sin embargo hermanos lo sobrenatural es lo más normal en la vida del ser humano, ¿por qué? Porque aunque el ser humano no lo reconozca, el ser humano es lo más importante para Dios, y el ser humano depende de Dios, y por tanto aunque el ser humano no lo experimente, aunque el ser humano no se dé cuenta, vive en medio de lo sobrenatural, y ¿qué significa vivir en medio de lo sobrenatural? Significa vivir en una continua relación con lo espiritual y no nos dejemos engañar por la mentira que hay hoy día en el mundo, cuando se refiere a lo espiritual, se refiere a relaciones interpersonales, interhumanas, a las relaciones entre seres humanos, y digo esto porque lo he escuchado de labios de falsos psicólogos y de falsos psiquiatras que dicen que la parte psicológica es lo espiritual y eso es una mentira, lo espiritual va mucho más allá que lo simplemente psicológico o psiquiátrico, lo espiritual no es solamente la relación con otros seres humanos, ni tampoco es lo espiritual solamente la relación interna del ser humano consigo mismo, lo espiritual es ante todo la relación con Dios y la relación por tanto con todos aquellos seres espirituales que han sido creados por Dios entre los cuales están especialísimamente los Ángeles, y sabemos que un gran número  de Ángeles, antes de la creación del ser humano, se revelaron contra Dios y esos son el Diablo, Satanás y sus secuaces, los demás demonios, incluso hoy día niegan la existencia del Demonio, y el Demonio realmente existe, y el Demonio se vale de muchísimas cosas y no sólo de muchísimas cosas, sino que el Demonio puede valerse de personas humanas que le permiten al Demonio utilizarlos como instrumentos para dañar a otras personas, pero es el Demonio el que está detrás de todo eso, es el Demonio que está detrás de los corruptos, es el Demonio el que está detrás de los violentos, es el Demonio el que está detrás de los que promueven el aborto, sean quienes sean, sean ministros de Gobierno, o sean médicos, o sean enfermeros, o enfermeras o padres de familia, avergonzados por el error de un hijo o una hija, que entonces provocan un aborto, entonces está el Demonio detrás incitando a ese pecado de aborto.  Y lo mismo podemos decir que es el Demonio que está detrás del ser humano, valiéndose de los traumas que se le pueden ocasionar a un ser humano  cuando está todavía en el seno materno, o está en sus primeros años de vida, por los rechazos que pueda recibir del papá o de la mamá, o de otras personas, o por un intento de violación cuando ya ha nacido.  Y eso es lo que ocasiona entre otras cosas, el homosexualismo,  que no es por tanto, herencia, no viene en la misma naturaleza humana, no es propio de la naturaleza humana, sino que es pecado, ocasionado por traumas, y traumas inspirados por el Demonio, es el Demonio el que está detrás de cantinas, todo dueño de cantina está siendo utilizado por el Demonio, todo dueño de prostíbulo, está siendo utilizado por el Demonio, todo gobernante que promueve la corrupción en su propio País, está siendo utilizado por el Demonio, todo gobernante que promueve o que aprueba el homosexualismo, las uniones homosexuales, está siendo utilizado por el Demonio, es el Demonio quien está detrás de ellos; cuando algunos de ustedes sienten un sentimiento de rencor o de resentimiento, o de violencia hacia otro ser humano, es el Demonio que está detrás de ustedes, cuando un ser humano siente la inclinación a un pecado de lujuria, sea solamente de pensamiento, un pensamiento que se complace en la mujer del prójimo, es el Demonio que está incitando ese pensamiento, cuando alguien siente la inclinación al adulterio o al concubinato, es el Demonio que está incitándole a caer en ese pecado sucio, cuando alguien tiene la inclinación a coger lo ajeno, sea en pequeña o gran cantidad, es el Demonio que le está incitando.  Por eso nos decía el Apóstol Pedro:  “Sed sobrios y vigilad que vuestro adversario el Diablo como león rugiente anda rondando y busca a quien devorar”, ¿qué significa esa expresión de que el Diablo busca a quien devorar?, significa que el Diablo quiere incitarnos al pecado, exactamente igual a como hizo con nuestros primeros padres, en el Paraíso terrenal, los incitó al pecado gravísimo de la soberbia, al pecado de querer prescindir de Dios, pretender saber y ser más que Dios. 
Queridos hermanos, tenemos que obedecer al Apóstol Pedro, sed sobrios y vigilantes, y esto, queridos hermanos, es tan serio, y esta sobriedad y esa vigilancia es tan necesaria en la vida del ser humano, en la vida del católico, que no sólo el Apóstol Pedro lo dice, sino que incluso, el Apóstol San Pablo en su carta a los Efesios dice:  “Por lo demás, confortaos en el Señor y en la Fuerza de su Poder”… ¿qué significa confortaos en el Señor y en la Fuerza de su Poder?  Significa no otra cosa que aquella en la que hemos venido insistiendo por tanto tiempo, y continuaremos insistiendo:  “Hermanos hay que vivir en Cristo Jesús, hay que vivir en Cristo  Jesús, hay que mantenerse en estado de gracia, no hay que perder el estado de gracia por nada”, que te ofrecen un cigarrillo, rechaza el cigarrillo, porque el cigarrillo te va a debilitar y te va a hacer perder muy fácilmente el estado de gracia, que te ofrece el prójimo o un cantinero una maldita cerveza, no aceptes la cerveza, porque la cerveza va a debilitar tu mente y va a debilitar tu voluntad y te va a hacer caer en el pecado, es el Demonio quien está detrás de la cerveza, es el Demonio que está detrás del cigarro, hermanos, hay que vivir en Cristo, hay que vivir continuamente unidos a Cristo, y yo vengo insistiendo en esto hace ya 50 años, y han querido callarme y no me van a callar, aunque me metan una bala en el pecho, no me callarán, hermanos hay que vivir en Cristo. 

Pero tenemos un grave problema, y es esto:  el Demonio ha sido tan astuto, que a través de la filosofía pagana y a través de la masonería, se ha infiltrado en la vida de la Iglesia, e incluso el mismo Demonio se ha valido de pastores muy débiles, mal formados, que permiten la tolerancia y la alcahuetería de situaciones de pecado en la sociedad, y lo permiten de dos maneras:  primera, comunican doctrina muy tolerante, y la segunda porque guardan silencio cobarde y se convierten en aquello que decía el profeta desde el Antiguo Testamento:  Perros mudos, el Demonio los convierte en perros mudos, les mete miedo de denunciar el pecado, les ha metido más que miedo de denunciar el pecado, otro miedo todavía peor, ha metido en muchísimos pastores el miedo de anunciar a Cristo; hasta el punto de que hoy día en muchos sectores de la Iglesia, se habla de paz, se habla de justicia social, se habla y se promueve las obras de beneficencia social, que hay que atender a los niños de la calle, que hay que atender a la gente que vive en la calle, que hay que darle un baño o un desayuno, a  los que viven en la calle, y ciertamente eso hay que hacerlo, pero no le corresponde a la Iglesia, eso le correspondería a gobernantes verdaderamente católicos, seglares verdaderamente católicos que se dedicarían a esas obras de beneficencia social, eso no le corresponde al Sacerdote, al Sacerdote le corresponde otras cosas que el seglar no puede hacer, recuerdo hace años, fuimos como 10.000 sacerdotes a un retiro en Roma, y se nos dijo una gran verdad:  “Padres no se dediquen a lo que los seglares pueden hacer, dedíquense a lo que los seglares no pueden hacer”, no le corresponde a la jerarquía de la Iglesia estar atendiendo a los necesitados que andan por la calle, eso le corresponde a las instituciones de beneficencia social dirigidas por seglares o dirigidas por el gobierno que debiera ser verdaderamente cristiano.

Queridos hermanos, lo más importante que le corresponde a la Iglesia, se ha abandonado, os lo repito, yo vengo tratando desde hace 50 años de implantar a Jesús en el corazón humano, y el Demonio infiltrado e insinuante, detrás de otros dice: no le hagan caso al Padre que es un fanático, vayan a distraerse, y los destruyen, es el Demonio que está actuando en el seno de la Iglesia, por eso tenemos que confortarnos en el Señor, ¡tenemos que vivir en Cristo!, ¡tenemos que vivir en Cristo!, ¡tenemos que vivir en Cristo!, ¡tenemos que fomentar, tenemos que implantar el Reino de Cristo en el ambiente en el que vivimos!, ¡tenemos que implantar el Reino de Cristo primero que todo en nosotros mismos!... Queridos hermanos, no pretendamos defender y promover la verdad de Cristo si primero no tenemos a Cristo en nosotros, quien pretenda implantar el Reino de Cristo, quien pretenda implantar la Verdad, quien pretenda implantar la doctrina de la Iglesia en el mundo, pero no tiene a Cristo en sí mismo y no vive realmente los misterios de Cristo, no vive la Santa Misa como debe ser, es un hipócrita.  Que en lugar de edificar estará destruyendo, queridos hermanos, ¡tenemos que vivir en Cristo Jesús!, ¡tenemos que vivir en Cristo!, lo demás vendrá por añadidura, ¡confortaos en el Señor!... 

Y continúa diciendo el Apóstol Pablo, “vestíos de toda la armadura de Dios para que podáis resistir a las insidias del Diablo, que no es nuestra lucha contra la sangre y la carne, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires.  Tomad, pues, la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y, vencido todo, os mantengáis  firmes”, y un poquito más adelante en la misma carta a los Efesios, añade el Apóstol:  “Embrazad en todo momento el escudo de la fe, con que podáis apagar los encendidos dardos del Maligno.”  (Efesios 6:10-13, 16)… la armadura de la fe, escudo de la fe, y ¿cuál es el escudo de la fe?, ¿es una fe teórica , que se queda solamente en la mente?, ¿es una fe que se vive solamente por predicar doctrina? ¡no!, el escudo de la fe, es la fe vivida, y la fe vivida no es otra cosa que vivir en Cristo, ¡vivir en Cristo!, ¡vivir en Cristo!, ¡vivir en Cristo!, ¡vivir en Cristo!, y cuando ya se vive en Cristo, implantar a Cristo en la familia, implantar a Cristo en las escuelas, implantar a Cristo en los colegios, implantar a Cristo en las universidades, no implantemos a Buda en las universidades, no implantemos a Buda en los colegios, no implantemos a Buda en las escuelas, ¿qué quiero dar a entender con el nombre de Buda?, que es el nombre de un falso profeta pagano.  Quiero dar a entender todas las filosofías paganas que se pueden meter por acción del Demonio a través del aprendizaje de un idioma, por ejemplo aquí en Costa Rica, están pretendiendo promover la enseñanza del idioma mandarín, idioma Chino, y a través del idioma Chino, se mete la ideología satánica del gobierno Chino, es el Demonio quien está incitando a que el pueblo caiga peor de lo que ya está.

Muchas veces he hablado de Jesús en mi vida, y muchos no me han querido  poner atención.  Queridos hermanos, unámonos a Jesús, ¡vivamos en Jesús!, y por tanto ¡vivamos en gracia!, vivir en gracia significa vivir sumergido en el Corazón de Cristo… Estamos en el mes de Junio, mes del Sagrado Corazón de Jesús, y ¿cómo se nos ha venido presentando continuamente Jesús?, y no me quiero referir a imágenes que son muy buenas, me quiero referir a la realidad, ¿cómo se nos presenta Jesús en la realidad?, no en la imagen, no en un simple símbolo,  sino en la realidad del signo Sacramental de la Eucaristía, ¿cómo se presenta Jesús?, se presenta clavado en la Cruz, con su Costado abierto por la lanza del soldado, ¿para qué? Para que nosotros nos sumerjamos en su vida, y ya no seamos nosotros quienes vivamos, sino que sea Cristo, que sea  Él quien viva en nosotros.

Queridos hermanos, si nos esforzamos por promover doctrina, incluso con el riesgo de promover discusiones tontas, o discusiones inútiles, o discusiones inoportunas, pero no vivimos en Cristo, ¿qué se va a lograr con eso? División, y ¿quién es el padre de la división? El Diablo, el Diablo quiere dividir, y este momento que estamos viviendo en la Iglesia, este momento que estamos viviendo en el mundo, en la sociedad, queridos hermanos, es un momento crítico, y si el Diablo logra dividirnos, el Diablo va a reinar, en cambio, si queremos que el Diablo no reine, hermanos, unámonos no solo en la doctrina que ciertamente es necesaria, unámonos en una vida moral que es necesaria, pero sobre todo queridos hermanos, ¡unámonos en la experiencia gozosa, en la experiencia viva de Cristo!... ¡Cristo ayer, Cristo hoy, Cristo siempre!... ¡Cristo ayer, Cristo hoy, Cristo siempre!... ¡Cristo en mis ojos!, ¡Cristo en tus ojos!, ¡Cristo en tus oídos!, ¡Cristo en tus labios!, ¡Cristo en tu lengua!, ¡Cristo en tu olfato!, ¡Cristo en tu corazón!, ¡Cristo en tus pulmones!, ¡Cristo en tus manos!, ¡Cristo en tus pies!, ¡Cristo en todo tu cuerpo!, ¡Cristo en toda tu alma!, ¡Cristo en tu espíritu!, ¡Cristo en tu hogar!, ¡Cristo en tu escuela!, ¡Cristo en tu colegio!, ¡Cristo en tu universidad!, ¡Cristo en tu oficina!, ¡en tu lugar de trabajo!, aunque te echen de tu trabajo, ¡Cristo antes que nada!, ¡Cristo es lo único que necesita el mundo!... echemos al Demonio de nuestras vidas, echemos al Diablo de nuestros alrededores, de nuestros hogares.  ¿Por  qué hay tanto adulterio en Costa Rica, por qué hay tantas jóvenes madres solteras, por qué?, porque el Diablo las ha llevado a buscar el placer estúpido del sexo desbocado.

Queridos hermanos, el Diablo tiene muchas maneras de actuar, pero Dios es infinitamente más que el Diablo, el Diablo  al fin y al cabo tiene un poder temporal, el poder del Diablo es muy grande pero es temporal, al final de los siglos, el poder del Demonio terminará para siempre y él seguirá siendo por toda la eternidad Demonio, seguirá sufriendo por toda eternidad en unión con todos los que le sigan, en unión con todos los que sigan sus insinuaciones, pero Dios tiene más poder, y el Poder de Dios es Infinito y Eterno, y quienes sigan las insinuaciones de Dios, ¡quienes vivan en Cristo!, ¡quienes vivan en Cristo!, ¡quienes vivan en Cristo!, podrán participar del Reino Eterno , del Dios Todopoderoso, del Dios Infinitamente sabio, del Dios Infinitamente justo, que castiga a quien tiene que castigar, que perdona a quien merece perdón, y que premia a quien se ha esforzado por vivir en Cristo, porque solamente quienes vivamos en Cristo llegaremos al Cielo, quien pretenda llevar una vida sin Cristo, se va al Infierno, ni siquiera pasará por el Purgatorio, quien viva sin Cristo, en cambio el que viva  con Cristo, aunque tenga que pasar por el Purgatorio, llegará al Cielo, pero ojalá que vivamos en Cristo de tal manera, a tal grado que  ni siquiera tengamos que pasar por el Purgatorio, esa tiene que ser la aspiración, ese tiene que ser el esfuerzo de un verdadero cristiano.

Hermanos, vivamos en Cristo, seamos sobrios y vigilemos, revistámonos de la armadura de Dios, vivamos la Fe, vivamos en Cristo, y ayudemos al prójimo a vivir en Cristo, lo demás viene por añadidura, y ¿qué es eso más que viene por añadidura?, no lo sabemos, lo sabe Dios en su Infinito Amor, en su Infinita Sabiduría, en su Infinita Justicia, en su Infinita Misericordia, ¡vivamos en Cristo!, ¡vivamos en Cristo!, ¡vivamos en Cristo!, ¡dejémonos de superficialidades!, rechacemos todos los ofrecimientos del mundo, rechacemos los ofrecimientos del Demonio, rechacemos las inclinaciones pecaminosas de nuestro propio ser, de nuestra propia carne, y ¡aceptemos la Cruz de Cristo!, ¡vivamos en el Corazón de Cristo!, ¡vivamos escondidos en Cristo!, y escondidos en Cristo lleguemos al Reino de Dios por toda la eternidad.  Así sea.

Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.


El Amor Victimal del Sagrado Corazón de Jesús

Conclusión de la Solemnidad de
Opus Corpus Eucharistici
SOLEMNIDAD DEL
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Viernes 12 de Junio de 2015
Epístola: Efesios 3:8-12,14-19;  Salmo 24:8-9;
San Mateo 11:29; Evangelio:  San Juan 19:31-37

Muy Queridos Hermanos todos en Cristo Jesús:

Hoy, obedeciendo la insistente invitación del Espíritu Santo que nos ha de mover, y con la cual precisamente concluye el Evangelio que se acaba de proclamar, veamos, contemplemos el Divino Corazón “que traspasaron” (San Juan 19:37).

Y lo vamos a hacer desde dos perspectivas necesarias en la vida de un verdadero cristiano, a su vez complementarias entre sí.  Y primeramente hemos de decir que ambas tienen su fundamento en aquello que movió a Nuestro Señor a permitir que le hicieran todo lo que le hicieron durante su Pasión, hasta culminar en ese hecho de tanto significado para toda la Iglesia y para cada cristiano: “le traspasaron”.  ¿Por qué quiso llegar hasta eso?  ¡Por puro amor!  ¡Y amor divino, perfecto, eterno, infinito!  ¡Amor y fidelidad al Padre Celestial!  ¡Amor a cada uno de los miembros de la Iglesia, de todo el mundo y de todos los tiempos!  ¡Amor a cada persona que había de abrirse al don grandioso de la salvación!  ¡Amor a cada ser humano!  Pero amor que no podemos confundir con vana tolerancia:  ¡Amor en la Verdad!  ¡Amor en la Santidad de Dios Uno y Trino! 

Sí, Jesús quiso llegar hasta el punto de que le traspasaran su Corazón para que sea el símbolo perpetuo de su amor verdadero.  ¡Amor victimal por el que nos sustituye ante la Justicia Divina!  Y es así como podemos contemplarlo bajo los dos aspectos que insinuaba al principio.

Primeramente, al contemplarle podemos traer a nuestra conciencia, a nuestro corazón aquellas palabras del salmista:  “El oprobio me destroza el corazón y desfallezco; esperé que alguien se compadeciese, y no hubo nadie; alguien que me consolase, y no lo hallé”  (Salmo 68:21)… “Que alguien se compadeciese”  En lo profundo del Corazón de Jesús, ¿Qué quiso dar a entender con el verbo compadecer?...  “Padecer con…” no es sólo un simple sentimiento, un simple afecto, no puede llevar a una actitud pasiva de simple acompañamiento, sino que ha de ser un verdadero padecer, sufrir como Jesús mismo para desagraviarle por todos nuestros propios pecados y los del mundo entero, así como por la salvación propia y de la Iglesia y la conversión del mundo.  Se trata por tanto de descubrir cómo toda nuestra vida puede adquirir un valor oblativo, victimal vicarial, o sea un constante y actual ofrecimiento de la vida, de cada acto, de cada situación, para el perdón, la purificación, la conversión, la santificación propia y del prójimo y de toda la Iglesia, y todo para la Gloria de Dios Uno y Trino.

Lo anterior, queridos hermanos, nos permitirá incluso comprender y vivir aquella importante petición que nos enseñó Jesús mismo en el Padre Nuestro:  “Y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”  (San Mateo 6:12).  No es sólo pedir perdón por el acto pecaminoso cometido, sino que también se trata de quitar la mancha, la culpa ocasionada por el mismo acto, o sea la deuda contraída con el Señor, con su Cuerpo Místico la Iglesia, con el prójimo.  Es el sentido de la satisfacción que hemos de ofrecerle continuamente al Señor, y al cual, en sintonía con el Padre Nuestro, hace referencia la Oración Colecta de esta Santa Misa del Sagrado Corazón de Jesús.

Y ello tiene así mismo una relación con el Sacramento de la Confesión, concretamente con el cumplimiento de la penitencia que impone el Sacerdote al Penitente: mientras la necesaria absolución perdona el pecado, la penitencia ayuda a quitar la culpa contraída con el mismo, y consecuentemente aligera o incluso libera del Purgatorio.  Es otro de los beneficios del espíritu de Victimación que conlleva la frecuente y continua satisfacción que hemos de ofrecer en justicia cristiana a Nuestro Señor.

Y el segundo aspecto, o fruto, de la contemplación “del Traspasado de la Cruz”, es precisamente el que insinuaba hace un momento al señalar que la finalidad de nuestra oblación como víctimas vicariales ha de culminar en la santificación propia y del prójimo.  Porque no otra cosa es lo que nos expresa  el Apóstol en la carta a los Efesios cuando se refiere a su anhelo de “que seamos fortalecidos en virtud y que Cristo habite por la fe en nuestros corazones… hasta ser colmados de todos los dones de Dios”  (cf. Efesios 3: 16-19).

Sí hermanos todos, porque esa nuestra Victimación Vicarial no tendría mayor valor si no nos esforzamos por corresponder al Amor del Corazón de Jesús.  Correspondencia que equivale al esfuerzo constante, humilde, sincero, valiente, por “ser santos como santo es nuestro Padre Celestial” (cf. San Mateo 5:48).

Y es así como podremos cumplir los anhelos del Sacratísimo Corazón de Jesús, que podremos descubrir, comprender y responder si le contemplamos diariamente en el Sagrario, si participamos con la mayor frecuencia posible de su Santo Sacrificio en la Santa Misa, haciéndonos uno en ÉL por la Sagrada Comunión, dispuestos a ser “Víctimas Vicariales de amor por Jesús”, hostificados no sólo para el tiempo sino también para la eternidad.  Así sea.


Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.