Los Santos Angeles, según San Gregorio Magno


Los Santos Angeles
(Homilías sobre los Evangelios 34, 7-10)
San Gregorio Magno

  

Son nueve los coros de los ángeles. Por testimonio de la Escritura sabemos que hay ciertamente ángeles, 
arcángeles, virtudes, potestades, principados, dominaciones, tronos, querubines y serafines.

La existencia de ángeles y arcángeles está atestiguada en casi todas las páginas de la Sagrada Escritura. 
De los querubines y serafines hablan con frecuencia los libros de los Profetas. Y San Pablo menciona 
otros cuatro coros cuando, escribiendo a los de Éfeso, dice: sobre todos los principados, y potestades,
 y virtudes, y dominaciones (Ef I, 21). Y otra vez, escribiendo a los Colosenses, afirma: ora sean tronos, 
dominaciones principados o potestades (Col 1, 16) (...). Así pues, juntos los tronos a aquellos otros 
 cuatro de que habló a los Efesios—esto es, a los principados, potestades, virtudes y dominaciones—,
 son cinco los coros de que el Apóstol hace particular mención. Si a éstos se añaden los ángeles, 
arcángeles, querubines y serafines, se comprueba que son nueve los coros de los ángeles (...).

La voz ángel es nombre del oficio, no de la naturaleza, pues, aunque los santos espíritus de la patria 
celeste sean todos espirituales, sin embargo no a todos se les puede llamar ángeles. Solamente son
 ángeles (que significa mensajero) cuando por ellos se anuncian algunas cosas. De ahí que afirme el 
 salmista: hace ángeles suyos a los espíritus (Sal 103,4); como si claramente dijera que Dios, cuando 
quiere, hace también ángeles, mensaJeros, a los espíritus celestiales que siempre tiene consigo.

Los que anuncian cosas de menor monta se llaman simplemente ángeles, y los que manifiestan las más
 importantes, arcángeles. De ahí que a María no se le manda un ángel cualquiera, sino el arcángel 
San Gabriel pues era justo que para esto viniese un ángel de los más encumbrados, a anunciar la mejor
 de las nuevas. Por esta razón, los arcángeles gozan de nombres particulares, a fin de que—por medio 
de los hombres—se dé a conocer su gran poderío (...).

Miguel significa ¿quién como Dios?; Gabriel, la fortaleza de Dios; y Rafael, la medicina de Dios. 
Cuantas veces se realiza algo que exige un poder maravilloso, es enviado San Miguel, para que por
 la obra y por el nombre se muestre que nadie puede hacer lo que hace Dios. Por eso, a aquel antiguo 
 enemigo que aspiró, en su soberbia, a ser semejante a Dios, diciendo: escalaré el cielo; sobre las 
estrellas de Dios levantaré mi trono; me sentaré sobre el monte del testamento, al lado del septentrión; 
sobrepujaré la altura de las nubes y seré semejante al Altísimo (Is 14, 13-14); al fin del mundo, para 
que perezca en el definitivo suplicio, será dejado en su propio poder y habrá de pelear con el Arcángel 
San Miguel, como afirma San Juan: se trabó una batalla con el arcángel San Miguel (Ap 12, 7).
 De este modo, aquél que se erigió, soberbio, e intentó ser semejante a Dios, aprenderá—derrotado
 por San Miguel—que nadie debe alzarse altaneramente con la pretensión de asemejarse a Dios.

A María es enviado San Gabriel, que se llama la fortaleza de Dios, porque venía a anunciar a Aquél 
que se dignó aparecer humilde para pelear contra las potestades infernales. De Él dice el salmista: 
levantad, ¡oh príncipes!, vuestras puertas, y elevaos vosotras, ¡oh puertas de la eternidad!, y entrará 
 el Rey de la gloria... (Sal 23, 7). Y también: el Señor de los ejércitos, ése es el Rey de la gloria
 (ibid. 10). Luego el Señor de los ejércitos y fuerte en las batallas, que venía a guerrear contra los 
poderes espirituales, debía ser anunciado por la fortaleza de Dios.

Asimismo Rafael significa, como hemos dicho, la medicina de Dios; porque cuando, haciendo 
oficio de médico, tocó los ojos de Tobías, hizo desaparecer las tinieblas de su ceguera. Luego es
 justo que se llamara medicina de Dios.
Y ya que nos hemos entretenido interpretando los nombres de los ángeles, resta que expongamos
 brevemente el significado de los ministerios angélicos.

Llámanse virtudes aquellos espíritus por medio de quienes se obran más frecuentemente los prodigios 
y milagros, y potestades los que, entre los de su orden, han recibido mayor poder para tener sometidos
 los poderes adversos [los demonios], a quienes reprimen para que no tienten cuanto pueden a las almas
 de los hombres. Reciben el nombre de principados los que dirigen a los demás espíritus buenos, 
ordenándoles cuanto deben hacer; éstos son los que presiden en el cumplimiento de las divinas 
disposiciones.

Se llaman dominaciones los que superan en poder incluso a los principados, porque presidir es estar 
al frente, pero dominar es tener sujetos a los demás. De manera que las milicias angélicas que sobresalen
 por su extraordinario poder, en cuanto tienen sujetos a su obediencia a los demás, se llaman dominaciones.

Se denominan tronos aquellos ángeles en los que Dios omnipotente preside el cumplimiento de sus
 decretos. Como en nuestra lengua llamamos tronos a los asientos, reciben el nombre de tronos de Dios
 los que están tan llenos de la gracia divina, que en ellos se asienta Dios y por medio de ellos decreta
 sus disposiciones.

Los querubines son llamados también plenitud de ciencia; y estos excelsos ejércitos de ángeles son 
denominados querubines porque, cuanto más de cerca contemplan la claridad de Dios, tanto más
 repletos están de una ciencia más perfecta; y así, en cuanto es posible a unas criaturas, saben más
 perfectamente todas las cosas en cuanto que, por su dignidad, ven de modo más claro al Creador.

En fin, se denominan serafines aquellos ejércitos de ángeles que, por su particular proximidad al
 Creador, arden en un amor incomparable. Serafines son los ardientes e inflamados, quienes—
estando tan cerca de Dios, que entre ellos y Dios no hay ningún otro espíritu—arden tanto más 
cuanto más próximo le ven. Ciertamente su amor es llama, pues cuanto más sutilmente ven la 
 claridad de Dios, tanto más se inflaman en su amor. 


"¡Venid, adoremos al Señor, 
delante de los Ángeles!"

Fiesta de los Santos Arcángeles


Fiesta de los Santos Arcángeles
Miguel, Gabriel y Rafael


29 de Septiembre 2011

En la Liturgia de la Iglesia hay dos días muy cercanos entre sí, hoy 29 de septiembre Fiesta de los Santo Arcángeles: Miguel. Gabriel y Rafael y, el 2 de octubre se celebra a los Santos Ángeles Custodios. La liturgia nos permite hoy intensificar la experiencia de los Santos Ángeles, muy especialmente los Santos Arcángeles. Según la Tradición y la Teología los Santos Ángeles de Dios están distribuidos en tres Jerarquías y nueve Coros, una de ellas y de las más importantes es precisamente los Santos Arcángeles, bíblicamente se sabe que son siete arcángeles, pero solamente se celebra a tres de ellos: Miguel, Gabriel y Rafael.

El hecho de que a estos tres arcángeles se les de esos nombres no es simplemente para identificar entre sí el ser personal de cada uno de ellos, sobretodo es para indicar la función específica que cada uno de ellos desempeña en todo el misterio de la Gloria y de la Providencia Divina. En primer lugar debemos recordar siempre que los Arcángeles al igual que todos los Ángeles están continuamente en presencia de Dios, adorándole y glorificándole, viven siempre en la presencia del Señor. Esto no es sólo una función de los Santos Ángeles, sino que además es una enseñanza para el ser humano; nosotros también, en compañía de los Santos Arcángeles, deberíamos vivir conscientemente en presencia del Señor durante esta vida, preparando de esa manera la vida eterna, aunque durante esta vida temporal tengamos las limitaciones propias del ser humano en su temporalidad, sabemos que nuestra temporalidad va a ser superada por la eternidad que Cristo nos ha merecido en el designio de Dios, por ello debemos aprender desde ahora lo que gozosa y plenamente estaremos viviendo por toda la eternidad: La presencia de Dios, presencia gloriosa, grandiosa, que construye, porque el vivir en presencia de Dios nos da plenitud, quien no vive en la presencia de Dios no tiene plenitud, ni la podrá tener nunca, por eso el mundo está como está, porque no vive conscientemente en la presencia de Dios, en muchas ocasiones solo se tiene presente cuando se necesita pedirle algún favor y es entonces cuando Dios se vuelve como el sirviente de quienes acuden a Él sólo para pedirle, y no es así nosotros debemos vivir como los Santos Arcángeles en presencia de Dios adorándole, amándole y glorificándole; solamente el ser humano que no solo imita sino que acompaña a los Santos Arcángeles en la presencia de Dios para adorarle únicamente ese ser humano llega a tener plenitud. Preguntémonos con toda sinceridad ¿Queremos tener plenitud? Por tanto vivamos con los Ángeles y como ellos continuamente en la presencia de Dios, quien conscientemente imitando y acompañando a los Ángeles vive en la presencia de Dios de forma continua vive para Dios, ya no sólo con una actitud de adoración y glorificación sino con una actitud de servicio, antes que servir al ser humano debemos servir a Dios, antes que servirnos a nosotros mismos de una manera egoísta servimos a Dios. La persona que adora, glorifica y sirve a Dios tiene plenitud.

Otro aspecto importante es la función que desempeñan de parte de Dios hacia cada ser humano, tan importantes somos para Dios que Dios pone a nuestro servicio a los Santos Ángeles y Arcángeles, quien entiende esto capta el compromiso que tiene de corresponder seria y plenamente a ese amor infinito de Dios.
¿De qué manera nos sirven los Santos Arcángeles?

San Miguel: ¿Quién como Dios? eso significa el nombre de este Arcángel. ¿Quién como Jesús Hostia? Nadie como Jesús Hostia. San Miguel Arcángel nos ayuda a descubrir Quién es el que está en la Sagrada Eucaristía, por tanto la necesidad de doblar rodilla ante Cristo Eucaristía y la necesidad que tenemos todos de doblar  rodilla y recibir a Jesús Hostia en la boca, porque en la Eucaristía no es un cualquiera, no es un símbolo, ni un signo puramente humano. La Eucaristía es CRISTO MISMO, y es ese mensaje el que el Señor me ha encomendado a mí dárselo a toda la humanidad, la Eucaristía es Cristo Mismo, es el Hijo de Dios e Hijo del Hombre ante quien debe doblarse toda rodilla en cielo, tierra e infierno ¿Quién como Jesús Hostia? Si San Miguel lo proclama yo debo proclamarlo, todos debemos de proclamarlo: ¿Quien como Jesús Hostia?

San Gabriel: Mensajero de Dios, Fortaleza de Dios. ¿Por qué? Porque San Gabriel tiene la misión de anunciar a Dios ante los seres humanos. San Gabriel anuncia la próxima llegada del Mesías a Zacarías cuando le anuncia que va a tener un hijo que será el precursor del Mesías. San Gabriel es quien le anuncia a la Santísima Virgen María que ella es la escogida para ser la Madre del Hijo de Dios que se hace Hijo del Hombre, San Gabriel es el encargado de recibir la preciosa respuesta de la Virgen: "Fiat mihi secundum Verbum tuum", para llevar esa respuesta al trono de Dios. San Gabriel nos está anunciando continuamente a nosotros también que Cristo es el Salvador, por tanto que Dios espera también nuestra respuesta como espero la de María. Entonces ¿Cuál será nuestra actitud ante el Arcángel San Gabriel? Lo vamos a dejar esperando o egoístamente no le vamos a dar ninguna respuesta, o le daremos una respuesta ambivalente. ¿Cuál será nuestra respuesta? ¿Será nuestra respuesta como la de la Virgen María? Dios quiera que sea así porque solamente quienes den una respuesta al Arcángel Gabriel como lo hizo la Virgen María llegarán al Reino, quienes den una respuesta diferente nunca llegarán al Cielo, llegarán al infierno.

San Rafael:  Medicina de Dios, San Rafael además de que acompañó a Tobías Hijo para cobrar una deuda que le tenían a su papá Tobit, por eso también se le conoce como el Patrono de los peregrinos, además de acompañarlo San Rafael liberó del demonio a la que tendría que ser la esposa de Tobías, y luego con el aceite del hígado del pez curó la ceguera de Tobit, a través de un producto natural que utilizado por Dios por medio de San Rafael sana a un enfermo y libera a una persona que estaba siendo perturbada por un demonio. 
 Nosotros tenemos que ser medicina de Dios para la humanidad que está física y espiritualmente enferma.

Como los Santos Arcángeles tenemos que ser Guerreros de Cristo Eucaristía, Mensajeros de Cristo Eucaristía y Médicos de Cristo Eucaristía, si no somos esto no llegaremos al Reino del Señor.

¿Quién como Jesús Hostia?  Debemos sentir el anhelo de que el mundo nos escuche y nos vea como testigos de Cristo Eucaristía. Tenemos que ser medicina de Cristo Hostia para el mundo, medicina en lo físico usando como Tobías lo que el Arcángel Rafael puso en sus manos, así como sólo Dios ha puesto en nuestras manos los productos naturales regenerativos de la Tierra no para que los usemos egoístamente sólo para nosotros sino también para que los compartamos con el prójimo necesitado, porque una persona enferma quien quiera que sea, normalmente no participa de la plenitud de Dios durante esta vida. Pero también la medicina esencial, más importante, que no solo es medicina, además es belleza, sabiduría, gozo, fe, esperanza, caridad y que se llama Cristo Hostia; tenemos que lograr que el mundo acepte a Cristo Hostia, que doble rodillas ante El, que la Iglesia prohíba la comunión en la mano y renueve absolutamente la comunión en la boca. Así como los Santos Arcángeles no se anduvieron con medias tintas, que tampoco la Iglesia lo haga ni en lo que dice, ni en lo que hace, ni en lo que vive, que viva la verdad y el amor en Cristo Hostia, desde Cristo Hostia y para Cristo Hostia, solo así llegaremos todos unidos al Reino Eterno.

Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.

"¡EGO ADORO TE ET SATISFACTIO TE, IESUS OBLATIO!"
"¡NUNC ET SEMPER, HIC ET OMNIUM LOCUM IN AETERNUM!"

Dom. XXV T.O. 2011 Con el Sacerdote frente a Dios


DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO
Ez. 33:7-9;  Ps. 144: 2-3, 8-9, 17-18; 
Fil. 1: 20c-24, 27a;  Mt. 20: 1-16



Muy queridos hermanos en Cristo Nuestro Señor:

Celebrando esta Liturgia, no frente a los seres humanos ni frente a la naturaleza, ni siquiera frente al Sacerdote sino con él, frente a Dios Uno y Trino, y fundamentados en la Palabra de Dios que acabamos de escuchar, hagámonos algunas preguntas muy sinceras:

            ¿Por qué venimos a la Santa Misa?  ¿Por cumplir un precepto?  ¿O bien por cumplir con un compromiso social?

¿Para qué buscamos al Señor?   ¿Para pedirle lo que necesitamos en esta vida, tanto a nivel personal, como a nivel familiar y social?  ¿cuál es nuestra relación con Dios?   ¿Es ÉL nuestro servidor que sólo tiene que estar atento a lo que le pedimos?

Sin descuidar la responsabilidad por esta vida presente:  ¿cuál es la orientación de nuestras vidas?   ¿Sólo el bienestar presente y futuro en esta vida?  ¿Se termina todo con la muerte?...

Ello comprobaría que nos hemos dejado esclavizar por la sociedad materialista, relativista, puramente imanente, temporalista, y no hemos aceptado en nuestra vida lo que nos dice el Señor:  “Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes.” 

En otras palabras, el Señor nos está diciendo que no hemos conocido realmente ni aceptado en nuestras vidas su Santísima Voluntad.

Y ¿cuál es su Santísima Voluntad para con todos y cada uno?   ¿Qué trabajemos bastante?   ¿Qué hagamos muchas “buenas obras”?...

Muy queridos hermanos y hermanas, de acuerdo con la Revelación Divina que culmina en Cristo Nuestro Señor, y de lo cual es fiel depositaria y administradora la Iglesia con Su Santidad Benedicto XVI a la cabeza, puedo darles la respuesta a todas esas preguntas e inquietudes:

La Santísima Voluntad de Dios no es que hagamos mucho, sino que siendo desde ahora sus hijos en Cristo Nuestro Señor, y participando del trabajo en su viña, que principal y especialmente aunque no únicamente, es la Liturgia Eucarística, logremos ser en el tiempo la Iglesia que desde el Sagrario y el Altar vive el amor en la verdad para proyectarse a toda la realidad de la familia y la sociedad, y lograr impregnarlas del espíritu cristiano, único capaz de transformar a los individuos en personas, a las familias en cenáculos del amor en la verdad, a los profesionales y obreros en constructores solidarios de una sociedad capaz de vivir con progreso justo y digno, los estados y gobiernos que de ser promotores de esclavitudes de toda índole y de situaciones de corrupción, pasarán a ser servidores de las naciones que hermanándose entre sí, formarán la verdadera humanidad en y desde Cristo.

Y todo esto porque los planes de Dios no son en el tiempo para la temporalidad, sino en el tiempo para la trascendencia.

Así, viviendo como los verdaderos adoradores en espíritu y verdad, con verdadera responsabilidad cristiana, lograremos que la sociedad entera y a todo nivel, viviendo con dignidad, no se encierre equivocada y egoístamente en sí misma, sino que sea capaz de trascender hacia Dios, y podamos algún día llegar a ser los miembros de la Iglesia que en la eternidad será la Gran Liturga, sumergida en la Gloria de Dios Uno y Trino. 

“¡Hijos de Dios en Cristo Jesús, Liturgos en el tiempo para la eternidad!”.  Amén.  

Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.
"¡EGO ADORO TE ET SATISFACTIO TE, IESUS OBLATIO!"
"¡NUNC ET SEMPER, HIC ET OMNIUM LOCUM IN AETERNUM!"

Memoria de nuestra Señora de los Dolores


MEMORIA  DE  NUESTRA  SEÑORA  
DE  LOS  DOLORES

15 de Septiembre de 2011


La liturgia del día de ayer nos llevaba a reconocer la Gloria de la Cruz de Cristo y con San Pablo decir no me glorío si no es en la Cruz de Cristo. Además, debemos no solo de llevar nuestras cruces, también debemos llevar la Cruz de Cristo para que la Salvación en Cristo se aplique a los muchos que creen en El.

Hoy celebramos la memoria de Nuestra Señora de los Dolores,  María Santísima es Reina de los Mártires, pues Ella es quien mejor participó de los sufrimientos de Jesús en su Pasión y estuvo con El durante toda su vida. Por eso debemos reconocer lo que se le dice a María en las letanías ´´Reina de los Mártires´´,  por tanto la mártir más fuerte de toda la vida de la Iglesia es la Virgen María y bien vale la pena  celebrar esta memoria con ornamentos rojos, propios del amor de quien entrega su vida por Cristo.

´´A ti, una espada te traspasará el alma´´ (Lc. 2:35);  por fuertes que sean los dolores físicos de una persona, mucho más fuerte es el dolor del espíritu, del alma, ciertamente el dolor de María no fue sólo físico, como Madre acompañó a su Hijo durante el tormento del camino de piedra de la Cruz, siendo El flagelado, Ella experimentó el dolor físico, el cansancio extremo de aquella Mujer desde la noche del Jueves, todo el día del Viernes hasta dejarlo ya sepultado. María más que el dolor físico, experimentó el dolor del Alma, pues su relación con Jesús, era la relación de la Madre con el Hijo, y al ver todo el sufrimiento extremo que Cristo vivía María tuvo que sufrir tremendamente en su Alma. Pero, además de esto María sabía quién era su Hijo, conocía que El no era sólo su Hijo,  también era el Hijo de Dios, el Mesías prometido, el Salvador del Mundo.   Por tanto la relación de María no era solamente una relación de Madre e Hijo, iba más allá,  era la relación de la creatura con el Dios Creador, esto la llevó no sólo a vivir el dolor de su alma, sino también el dolor de su espíritu por su relación de creatura con el Dios que estaba dando su vida por la salvación de toda la humanidad, de todos los que creían o creyeran en El.   Los dolores de María Santísima no solo fueron muchos en cuanto a cantidad, porque Ella sufrió todo lo que Jesús padeció desde que fue concebido en su seno hasta que lo enterró:   el rechazo,  las burlas,  la persecución,   la pasión, la flagelación, la coronación de espinas,  los golpes,  el cargar la Cruz, el verse totalmente despojado de todo, el ser crucificado, el momento en que la Cruz fue levantada y puesta en tierra fue un golpe muy fuerte el que tuvo que haber recibido el Señor, todo esto también lo vivió María, pero sobre todo sabiendo María que Jesús era su Hijo e Hijo de Dios, Mesías Redentor del género humano y que El sufría todo aquello porque iba cargado con el pecado de toda la humanidad, María experimentó el mismo peso de Jesús de los pecados del mundo que estaban cargados sobre El.

La tradición de  la devoción a María Dolorosa la presentan con siete espadas clavadas en  su Corazón Inmaculado, que representan los siete dolores que se leen en todo el Evangelio desde la Concepción hasta la muerte  de Jesús en la Cruz.  A estos siete dolores podríamos agregar otro más, es actual y lo sufren tanto María como el Mismo Señor Jesús, este dolor María lo ha expresado en diferentes apariciones, Ella se muestra llorando ´´Porque ni los sacerdotes ni los fieles celebran la Eucaristía como debe ser´´,   ¡¡¡es el dolor más fuerte y actual que María Santísima le manifiesta a todo la Iglesia!!!,  pues ella participa de una manera mística, gloriosa pero dolorosísima de todas las Misas que se celebran sobre la tierra día tras día.

Si  contemplamos a María Santísima no podremos ser indiferentes ante su dolor, ante los dolores de Cristo, más bien podemos imitar a María Santísima al acompañar a Cristo crucificado, no podemos acompañar a Cristo Crucificado sin dolernos del motivo de su Pasión, que son nuestros propios pecados y los de toda la humanidad, no podemos decir que somos devotos a Ella si no le acompañamos, le imitamos y nos unimos a Ella  participando de los dolores de Cristo en su Pasión.

María no se contento con acompañar a Cristo en el camino de la Cruz, sino que Ella participó de la Pasión de su Hijo, por algo la Iglesia dogmáticamente llama a María la Corredentora del género humano.    Nosotros como María tenemos que ser capaces de llevar la Cruz de Cristo e imitando a María ser nosotros también “corredentores”  y como dice San Pablo: "debemos ser capaces de completar lo que falta a la Pasión de Cristo por la santificación y conversión de toda la Iglesia”  (cf. Col. 1:24), para que se salven los que creen en Cristo.

Acompañemos e imitemos a María Dolorosa, así se podrá comprender la profundidad de la oración "Nuestra Señora del Fiat, que, como y contigo vivamos el riesgo de la fe en la oscura luminosidad de la Voluntad Santísima del Padre".

Que la Exaltación de la Santa Cruz y Nuestra Señora de los Dolores nos conviertan en verdaderos miembros vivos de la Iglesia,  Sacramento de Salvación.

Pbro. José Pablo de Jesús, o.c.e.

"¡EGO ADORO TE ET SATISFACTIO TE, IESUS OBLATIO!"
"¡NUNC ET SEMPER, HIC ET OMNIUM LOCUM IN AETERNUM!"